Desde hace casi 20 días el edificio que representó a Aragón en la Exposición Universal de Sevilla 92 ya no resplandece en la noche de Zaragoza. Los propietarios del inmueble, los empresarios, no lo encienden . Argumentan que no pueden sufragar el coste del gasto energético que supone. El faro se apagó.

La razón la señaló Julián López Babier, presidente de la Confederación de Empresarios de Aragón (CREA), la dueña del edificio. "Nosotros no podemos asumir el coste que supone", dijo a este diario, e instó a las instituciones a colaborar con ellos. En su opinión, se trata de un "edificio emblemático con el que el ayuntamiento y la DGA podrían haber tenido una serie de gestos que se tradujesen en ayudas económicas".

La CREA decidió recuperar este edificio en 1998 ante su inminente demolición y se lo compró a la sociedad La Cartuja por una peseta. La inversión, eso sí, fue costosa, ya que hubo que trasladar el pabellón pieza a pieza desde Sevilla. El 6 de marzo de este mismo año fue inaugurado por el príncipe Felipe, como sede empresarial de la confederación. El inmueble, en la avenida de Ranillas, en la margen izquierda del Ebro, conserva casi en su totalidad el aspecto de la Expo 92. Ahora, el edificio, que resultaba espectacular en sus destellos de alabastro rompiendo el cielo negro, se ha apagado .

La propuesta de la CREA se basa en que otros "monumentos emblemáticos" de la ciudad son iluminados por el consistorio. Del 96 al 99, el Ayuntamiento de Zaragoza impulsó el programa Manos a la obra , por el que se procedió a la limpieza e iluminación ornamental de monumentos, edificios y zonas representativas, para potenciar que a Zaragoza se la reconociera también durante las horas nocturnas.

Para ello contó con la colaboración de diferentes empresas privadas: constructoras, entidades bancarias, instaladores eléctricos, empresas de servicios... (Ibercaja, ERZ, Sabeco o El Corte Inglés entre otras). A partir de esa fecha y hasta la actualidad, ha sido el propio ayuntamiento el que con cargo a sus presupuestos ha seguido realizando dicha iluminación, atendiendo a la siguiente clasificación: iglesias con su fachada y torre, plazas y edificios singulares del centro histórico de la ciudad, estatuas, monumentos conmemorativos, fuentes y esculturas.

Así, los fondos municipales corren con los gastos de alumbrado del Pilar, La Seo, el Paraninfo, el puente de Piedra, el torreón de la Zuda, y un largo etcétera hasta llegar casi a los 50 monumentos.

Desde la corporación municipal indican que no consta "ninguna propuesta de la CREA" y que en caso de que llegase "habría que estudiarla". La clave está en la pregunta que lanzaba al aire López Babier: "¿Merece la pena a la ciudad de Zaragoza que este pabellón esté iluminado por la noche?".

La respuesta la tiene el ayuntamiento, que de aceptar esta proposición tendría que plantearse también qué hacer con otros edificios que dan brillo a la ciudad y que se costean ellos mismos los gastos, como la Cámara de Comercio o el Museo de Zaragoza.