Demba Sow, el trabajador de origen senegalés que sufrió un accidente el pasado 29 de octubre en las obras de ampliación de la subestación de ERZ-Endesa de Calatayud, continúa ingresado en la MAZ de Zaragoza sin poder levantarse de la cama. Sow, centrado en su recuperación, no sabía que su accidente se produjo en un momento en el que el ayuntamiento bilbilitano no había tramitado la licencia de obras. Algo que el consistorio hizo precisamente al día siguiente, como informó ayer este diario.

Sow, de 35 años, conducía un dumper de Ostariz, una de las empresas implicadas en la obra, sobre una peligrosa pendiente cuando una rueda de la máquina se atascó y se precipitó por un terraplén. "Todo empezó a dar vueltas", comenta intentando reproducir con los brazos la impresión de aquella desagradable experiencia.

Principalmente, Sow sufre fractura de pelvis y podría tener complicaciones en una pierna. Aunque reconoce que pasó mucho miedo, ahora que su vida ya no corre peligro las preocupaciones de Sow son otras. Llegó a Zaragoza hace 7 años para ganar dinero y mantener a su familia, que permanece en Senegal. Virtu, su mujer, necesita esa ayuda que mensualmente le envía su marido para sacar adelante a sus cuatro pequeños. Soda, el mayor de ellos, cuenta tan solo con siete años, y por detrás están Fátima, Galo y Musa, de cuatro, tres y dos años, respectivamente.

Ahorrar

Sow echa mucho de menos a su familia, sólo puede estar con ellos una vez al año --en enero o febrero--, y ahora que está inactivo ese sentimiento es todavía más profundo. Su sueño es ahorrar el dinero suficiente para que todos ellos puedan vivir algún día dignamente con él.

Sow mira hacia el móvil para explicar que le resulta muy caro hablar con ellos. "Con 30 euros sólo puedo hablar cinco minutos. Papá trabaja muy lejos, y no puede ir porque ha tenido un accidente, pero está bien, no preocuparse", es lo que les dice a cada uno de ellos. Sin embargo, esa distancia que les separa no es lo que más inquieta a Sow, sino su pierna. "No sé qué va a pasar. Me dirán algo dentro de unos días... ¡Qué será de mi familia si me quedo sin pierna!", se pregunta.

Afortunadamente, sus amigos y compañeros le visitan regularmente para animarle. También su jefe, Luis Molina. Pero cuando se queda solo, Sow no puede evitar desmoronarse ante su verdadera preocupación: "Si no se cura la pierna, no podré caminar; si no puedo caminar no podré trabajar; y si no puedo trabajar ya no podré mantener a mi familia". Esa es su lógica. Así de aplastante.