Fabiola y Santiago, dos vecinos del número 8 de la calle Justo Navarro han podido entrar por fin a su piso este fin de semana para recoger los enseres más necesarios, como el resto de las 52 familias afectadas. Desde que salieron precipitadamente de su casa la madrugada del 10 de noviembre han tenido que pasar con "lo puesto" y la solidaridad de familia y amigos que "siempre han estado ahí", aseguran.

Ahora ya tienen su ropa, sus documentos, algunas joyas, pequeños utensilios de cocina y poco más, ya que los nervios y la prisa tampoco les dieron para coger más. Aunque no ha visto ni un mal gesto de los bomberos, Fabiola reconoce que se ha sentido tensa: "Tenía la sensación de que estaba robando en mi propia casa, cogiendo las cosas deprisa para sacarlas por la ventana", explicaba.

Antes de entrar tenía miedo de lo que podía encontrar allí, si bien nada más abrir la puerta vió que su vivienda había salido mejor parada que las de otros de sus vecinos. Otra cosa fue salir, "al cerrar la puerta me derrumbé y no pude evitar comenzar a llorar, es muy duro abandonarla sin saber si volveré a entrar", comentaba visiblemente afectada. Allí quedan todavía muchas cosas, ellos ni siquiera emplearon los 45 minutos que tenían de tope, sólo querían coger lo más necesario, aunque reconocen que otros vecinos han sacado más cosas.

Agradecidos

Por otra parte, Santiago y Fabiola no tienen palabras para agradecer la solidaridad que les han demostrado otros vecinos, y la ayuda que ha brindado la administración local a todo el que lo necesite. El ayuntamiento bilbilitano se ha comprometido a ayudar a todo el que lo necesite al menos durante los seis próximos meses, el consistorio estudia caso por caso la situación de todos los vecinos para colaborar económicamente con los más necesitados, ya sea para pagar el nuevo alquiler o sufragar el día a día.

A esta pareja, que en estos momentos se encuentra en paro, la mayor muestra de solidaridad les ha venido precisamente de otros damnificados. Los hermanos Luis e Ignacio Solana, propietarios de la cafetería Luna situada en los bajos de la casa azul , pese a los millonarios gastos que recientemente invirtieron en la restauración de su local, no han tenido reparos en ofrecer de forma gratuita a sus vecinos una vivienda que tenían desalojada. Santiago y Fabiola, que no ha querido aprovecharse de tanta gentilidad, han convencido a los hermanos para que les cobren un alquiler aunque sea simbólico. Esta noche, la pareja, por fin han podido dormir en su nueva vivienda .