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ADRIANA OLIVEROS

Viva la diferencia! Y los placeres pausados. Ayer se presentó el convivium Slow Food de Zaragoza. Nueva sede de este movimiento de los placeres pausados nacido en Italia, en 1986. Una tendencia con 80.000 socios en el mundo que acaba de llegar a España, no sólo como contrapunto al fast food precocinado y global, sino como exaltación de la identidad gastronómica y los productos autóctonos. Tal desembarco reunió en una cena a los embajadores de la causa, los italianos Renato Sardo y Roberto Burdese y el nacional Juan Bureo, y su relevo en Zaragoza, Jorge Hernández, de la DGA. Y también a algún slowdelegado invitado, como Luis Mokoroa, de San Sebastián, que probó a bocado limpio la cebolla defuentesquenopica , con Daniel Molina, representante de la misma, a la que quieren convertir en denominación de origen. El presidente de los sumilleres, Pepe Puyuelo, el catedrático Juan Cacho, el director del Servicio Provincial de Agricultura, Bienvenido Callao, la presidenta de La Sabina, Lourdes Gimeno, y varios responsables de la DGA (José Ignacio Labé, José Antonio Franco, Eduardo Arribas) se unieron a la fiesta. Cita de lujo con un menú a la altura que arrancó con pajarilla y jamón de Teruel. Azafrán, borrajas, guisos de jabalí... Todo diseñado con mimo por un equipo mix : el vinatero Isidro Moneva, el micólogo Paco Serrano, el académico José Miguel Martínez Urtasun, el maestro en cocina Luis Berzosa, Chusa Portalí, el bromatólogo Pedro González Vivanco, Arístides Cruz y Jorge Mariscal, de Cerai, Carolina Berdejo, Jenifer Marín y el cortador Chuse Valero. Disfrutaron todos. Y glosaron el slow food versus hamburguesa. Aunque a nadie le amargue un bollicao .