Las obras para crear 2.300 hectáreas de regadío del canal Calanda-Alcañiz, que supondrán la segunda fase del proyecto, arrancaron oficialmente ayer, 33 años después de que la actuación se declarara de interés general y se metiera en los papeles . Tanto tiempo ha transcurrido que la infraestructura hidráulica básica para hacer llegar el agua a la futura zona de riego tendrá que ser reparada antes de haberse utilizado. Los trabajos supondrán una inversión conjunta de la DGA y el Estado de algo más de 20 millones de euros.

Los regadíos del canal Calanda-Alcañiz comenzaron a gestarse en 1972, pero su tramitación ha sido más que costosa. La primera fase de obras de transformación apenas lleva cuatro años en marcha --y todavía falta por ejecutar un 30% de la misma, aunque ya se riega en el resto-- y la segunda fase comenzó hace unos días, aunque el pistoletazo oficial lo dio ayer el presidente aragonés, Marcelino Iglesias, en un acto coprotagonizado por el alcalde de Alcañiz, Carlos Abril.

Tanto uno como otro aludieron al hecho de que ha sido necesario esperar mucho tiempo para ver cómo el secano de esta zona del Bajo Aragón se convierte en regadío, aunque se mostraron satisfechos de que, por fin, las obras echen a andar. "Las obras de regadío siempre son muy lentas. Y más para los que las esperan", comentó Iglesias, quien ironizó: "Ni yo ni el alcalde de Alcañiz somos responsables desde 1972 y no tiene sentido buscar a quien lo era". No obstante, indicó: "Hacemos todo lo que podemos por acelerar".

Lo cierto es que por una u otra razón ya la primera fase de obras (2.102 hectáreas regables) estuvo en planificación desde 1979 hasta 1989 y además no se ejecutó hasta el 2000, por problemas con las empresas adjudicatarias de las obras. En cuanto a la segunda (2.329 hectáreas), se tramitó entre 1982 y el 2004, con un proyecto redactado desde 1997. En este caso, los retrasos constantes se debieron a las consecutivas exigencias medioambientales, según los técnicos.

Los trabajos recién iniciados supondrán una inversión del Estado y la DGA de 20,6 millones de euros, la más importante para la provincia de Teruel dentro del Plan Nacional de Regadíos (PNR). Esta nueva superficie deberá afrontar otro riesgo, puesto que el canal --la infraestructura básica para transportar el agua-- lleva tantos años construido y sin usar que está "muy deteriorado", como admitió el consejero de Agricultura, Gonzalo Arguilé.

La reparación exigida por el estado de la canalización es competencia de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), cuyo presidente, José Luis Alonso, se ha comprometido con Arguilé a acometer "ya" el arreglo y a impulsar el recrecimiento del embalse de Santolea, otra obra necesaria, según Arguilé. El sistema, una vez todo listo, "no tendrá problemas de abastecimiento de agua".

LOS BENEFICIARIOS El máximo representante de los regantes de la zona, Miguel Angel Laguens, trasladó la "inmensa satisfacción" que provoca esta nueva obra, una "herramienta muy reclamada". Laguens comentó que la primera fase ya ha demostrado "que se produce más y mejor con criterio ambientales y ahorros de agua".

Olivo y melocotón son los cultivos básicos de la zona, productos de gran calidad con denominaciones de origen. El presidente Iglesias destacó un nuevo reto: "Convencer a la gente, no sólo a los agricultores, sino también a los sectores económicos, de que hay que avanzar en la transformación y comercialización de la materia prima en la propia zona. No se trata sólo de regar".