El ministro rumano del Interior, Vasile Blaga, destituyó ayer a todos los mandos policiales de los puestos fronterizos del departamento de Arad, en el oeste de Rumanía, por donde salieron hacia España los seis autobuses devueltos el fin de semana por la Policía española. Tres de ellos habían entrado por la frontera de Bielsa, en Huesca.

Blaga basó su decisión en que la Policía rumana no cumplió con su deber de controlar a las personas que salen hacia el extranjero y por no haber informado sobre los nuevos requisitos de entrada en España.

El ministro reconoció que en Rumanía se conoce la práctica de las sociedades de transporte de prestar a los viajeros el dinero necesario conforme a la ley, es decir, un mínimo de 500 euros, en el momento del control aduanero, y facilitarles billetes de vuelta ficticios.

En total, el pasado viernes fueron interceptados unos 240 turistas rumanos. Alegaron que venían a España a visitar a familiares que trabajan en el país, pero fueron rechazados por la Policía.

Blaga dijo que los motivos por los que fueron devueltos estaban relacionados con la falta de dinero, de los billetes de regreso y de las invitaciones certificadas por notario, informa Efe .

Sin embargo, la Policía rumana de fronteras sostuvo que los viajeros tenían todos los documentos necesarios, hecho confirmado también por las autoridades aduaneras y las policías de Hungría, Austria y Alemania, países por los que transitaron los seis autobuses.

Mientras, el director de la Dirección Consular del ministerio rumano de Asuntos Exteriores, Cristian Gaginsky, dijo ayer que su Gobierno sigue esperando explicaciones del Ejecutivo español sobre lo sucedido.

Gaginsky se reunió con el cónsul español en Bucarest y solicitó a la parte española informaciones sobre los motivos por los que fueron rechazados los viajeros rumanos por España.

Por su parte, el embajador de Francia en Bucarest, Hervé Bolot, manifestó que a los rumanos rechazados se les aplicaron "las reglas válidas en el espacio Schengen", tras comprobarse que no cumplían las condiciones necesarias para un visado turístico.

Bolot precisó que Francia "tomó nota de la decisión de las autoridades españolas de expulsarlos" y que procedió en consecuencia a la repatriación de los ciudadanos rumanos desde la frontera con España, y los escoltó hasta los puntos fronterizos con Italia y Alemania, por donde entraron. El diplomático galo explicó que los pasajeros de estos autocares fueron tratados conforme a las reglas europeas sobre repatriación.

Dos de los autocares, con 68 viajeros, volvieron el domingo a Rumanía, tras 90 horas de viaje.

Después de que la policía alemana les informara de que sus documentos estaban en orden, dos de los seis autobuses volvieron hacia España para intentar entrar de nuevo, según informaron medios de comunicación rumanos. Al parecer, nueve pasajeros lo consiguieron.