La movilización espontánea a punto estuvo de acabar en tragedia cuando un conductor, harto de esperar a que los vecinos le dejasen el paso libre, se subió con el coche a la acera con la intención de obligar a los peatones a abrirle espacio. No tuvo suerte ya que la reacción de los manifestantes fue la contraria. Hubo golpes contra el coche, insultos y amenazas. Cuando Jesús Pariente, de la Asociación Puente Santiago, acudió para calmar los ánimos del conductor y de los peatones aumentó la tensión y fue preciso separarlos. En ese momento, llegó una patrulla de la Policía Local que puso punto y final al percance.