El jurado emitió ayer un veredicto de culpabilidad para Rafael Agustín Velasco, el jubilado de 71 años que, el 19 de mayo del 2004, mató a su mujer de una puñalada durante una cena familiar en su domicilio de Cariñena.

El tribunal popular calificó los hechos como constitutivos de un delito de homicidio, frente al asesinato solicitado tanto por el fiscal como por la acusadora particular, Carmina Mayor. En su opinión, en el crimen concurrió la circunstancia atenuante de embriaguez, dado que el acusado presentaba una tasa de alcoholemia de 2,3 gramos por litro cuando acabó con la vida de su esposa, ocho años más joven que él.

Asimismo, el jurado apreció la agravante de parentesco, pero descartó la alevosía, dado que consideró que el homicida, que regentó un concesionario de coches hasta su jubilación, no actuó por sorpresa ni a traición con el fin de coger desprevenida e indefensa a su esposa.

El magistrado de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial deberá ahora establecer una pena que oscilará entre los 10 años y los 14 años y 11 meses, a tenor de las peticiones formuladas por las acusaciones a la vista del veredicto. El abogado defensor, Luis Nivela, había solicitado la absolución de Agustín, alegando que cometió el crimen en estado de embriaguez y presa de un trastorno mental transitorio.

DUEÑO DE SUS ACTOS Para el tribunal, Rafael Agustín tenía sus facultades volitivas y cognitivas "disminuidas" cuando acometió a su esposa, hacia la que había ido acumulando un oscuro resentimiento a lo largo de su vida matrimonial.

Los miembros del jurado, sin embargo, han estimado que el procesado era dueño de sus actos y "sabía lo que hacía" al asestar una puñalada a Amelia Pallarés, que falleció a causa de la hemorragia masiva que le sobrevino.

El crimen fue perpetrado en el domicilio familiar, delante de varios parientes que asistían a una cena con motivo de los preparativos de la primera comunión de un nieto del matrimonio.

En la sobremesa, al parecer, se entabló una discusión cuando la esposa afirmó que se separaría de Rafael Agustín en un plazo de quince días. El acusado se levantó de la mesa, se dirigió a la encimera y cogió un cuchillo de cocina de 18 centímetros de hoja que clavó en el pecho de su mujer, a la que atacó por la espalda. Después, se lesionó en el vientre.