Los vecinos de las VPO ruinosas de Tarazona realizaron ayer una jornada de protesta a través de una mesa informativa que se instaló durante toda la mañana en el paseo de la Constitución de la capital turiasonense. Los afectados --24 familias que viven en las Viviendas de Protección Oficial Cumbres del Moncayo, fase III y IV-- entregaron a los viandantes alrededor de 700 folletos en los que se informaba de la lamentable situación de sus viviendas, en las que hay profundas grietas e incluso desprendimientos de ladrillos.

"La gente está muy receptiva y se ha mostrado indignada por nuestra situación", explicó José Ramón Sevillano, presidente de Adavi (Asociación de Defensa de los Derechos de Adquisición de Viviendas), colectivo que aglutina a los afectados.

PRUEBAS En la mesa informativa, un panel con fotografías de las deficiencias de las casas, un informe geotécnico que avala la existencia de negligencias en la construcción de las mismas e incluso la existencia de ladrillos rotos procedentes de las construcciones demuestran la veracidad de las afirmaciones de sus propietarios.

"Ya al empezar a construir vimos que los ladrillos se descascarillaban, pero confiamos en la constructora", explicó Sevillano. Cuando las familias, la mayor parte con niños pequeños, pasaron a habitar las viviendas, los problemas crecieron. "Empezamos a ver grietas, buscamos documentación y averiguamos que la cimentación no era la correcta", añade. De hecho, debido a las condiciones del terreno, los informes precisan que era necesaria una cimentación especial de 4 metros de profundidad. Sin embargo, la empresa constructora tan solo profundizó de 60 a 70 centímetros.

PELIGROSIDAD Las consecuencias son más que perceptibles para todos los vecinos. "Los ladrillos se nos caen a la cabeza, estos días se han helado, se rompen y pueden herir a alguien", relató Sevillano. "Yo ni siquiera dejo que mi hija salga a jugar al jardín".

Los vecinos, de dos comunidades distinas que conforman una manzana de unifamiliares, han contado con el apoyo del Gobierno de Aragón, aunque todavía no han tenido respuesta de la empresa, que se ha limitado a crear un fondo monetario. "No queremos dinero, queremos un proyecto que arregle todas nuestras viviendas", explica el presidente del colectivo de afectados.

LA HISTORIA Los vecinos de la fase III, dieciocho casas, entraron a habitar sus viviendas entre junio y diciembre del 2001. Un año más tarde lo hacían sus vecinos de la fase IV, seis unifamiliares pareadas con las que se completaba la ejecución. Como comentan, desde el primer día, las construcciones presentaban fisuras que, con el tiempo se fueron haciendo más grandes.

Ahora, la casa más afectada, el número cuatro de la calle Peñas Meleras, tiene grietas en la pared del salón en las que cabe un mechero y por las que se puede ver la cocina. Eso no es todo. Todas las habitaciones, incluídas las de los niños, tienen grietas, las puertas ya no encajan y no cierran, y las baldosas de los baños y la cocina se ahuecan.

Esa situación les ha llevado en nueve ocasiones a los tribunales, con sendos contenciosos contra la gestora Gestión 11, la constructora Iberarguin así como el arquitecto Emilio Pardo y el aparejador Carlos Sanz.