José Bailo López, el jubilado del piso 2º-C, "siempre llevaba un pitillo en los labios". Así lo recuerdan los vecinos del número 160 de la avenida de Madrid, en Zaragoza. Y así es posible que muriera en la madrugada de ayer, cuando se declaró un incendio en su vivienda y los bomberos lo encontraron completamente calcinado en su cama.

"He oído gritar ´¡Fuego, fuego, fuego!´ en la escalera y he saltado de la cama pitando", explicó ayer Fernando, un residente del bloque, que tiene ocho plantas y 32 pisos. "Subían llamaradas por el patio de luces y había mucho humo en la escalera, por lo que he tenido que salir al balcón para poder respirar", señaló el vecino.

El fuego se inició sobre las siete menos cuarto de la mañana y los bomberos lo extinguieron pasadas las siete y media.

"La gente estaba muy asustada y algunos bajaron a la calle, pero la mayoría prefirió encerrarse en las viviendas porque en los descansillos no se podía respirar", relató Fernando.

"Al parecer, José se acostó con un pitillo en los labios y se quedó dormido sin apagarlo", comentó Paco, otro vecino del inmueble. "Vivía solo y se le veía poco por aquí, lo justo, porque creo que tenía una hija por La Almozara", añadió.

El incendio se inició en la habitación donde dormía la víctima, de 79 años. Los bomberos, que desplazaron al lugar del siniestro una cisterna y un vehículo provisto de una escalera de 30 metros, tuvieron que entrar al piso lanzando agua a presión a través de una de sus mangueras.

"José estaba en la cama boca arriba, totalmente quemado, por lo que han dicho los bomberos", comentó Paco. "Había humo por todas partes, pero el fuego no ha destruido más que los muebles de la habitación, que, al ser interior, da al patio de luces", agregó.

Al ser fin de semana, muchos residentes del número 160 no se hallaban en la casa cuando se produjo el siniestro. Pero los que no habían salido a ningún lado estaba muy asustados.

"No sabes qué hacer cuando vives en un séptimo piso y te encuentras con que hay una humareda tremenda en la escalera", manifestó uno de ellos. Pese a todo, ningún vecino resultó intoxicado.

"Nunca me había visto en una cosa así", contó Fernando. "Olía tanto a quemado y había tanto humo, que costaba esfuerzo respirar, pero me ha parecido que era mejor aguantar en el piso hasta que estuvieran controladas las llamas".

El cadáver del infortunado jubilado fue trasladado al Instituto Anatómico Forense para la práctica de la autopsia, que permitirá determinar las causas exactas de la muerte. Sin embargo, no faltaban vecinos que ayer, superado el susto, se atrevían a hacer hipótesis. "Es posible que le haya dado un infarto mientras fumaba y por eso no ha podido reaccionar", aventuró uno de los residentes.