El usuario que quiera lucir en su cuerpo un nuevo tatuaje o piercing deberá dar su consentimiento, por escrito, al establecimiento encargado de realizárselo. Esta es una de las novedades de la orden publicada por el Departamento de Salud Pública del Gobierno aragonés, que endurece de nuevo la normativa que deben cumplir este tipo de actividades, debido, fundamentalmente, a la cada vez mayor demanda de estas prácticas, sobre todo entre los jóvenes.

Aunque todos los aspectos referidos a las garantías de los productos utilizados y a la formación higiénico-sanitaria del personal ya eran controlados, las novedades se centran ahora, fundamentalmente, en el autocontrol de los responsables de estos comercios especializados.

Así, tienen obligación de disponer de unas hojas de información previa sobre las técnicas a realizar y sus posibles riesgos, así como las recomendaciones para los cuidados sobre cicatrización y las precauciones recomendadas.

Además, el establecimiento deberá de contar con un modelo concreto para que el usuario firme el consentimiento sobre la práctica que se vaya a realizar. Y, en caso de ser menor de edad, deberá de adjuntar el consentimiento escrito de su representante legal.

REGISTRO Toda esta información --junto con el registro actualizado de las operaciones de mantenimiento, limpieza, desinfección o esterilización de los productos-- será guardada cinco años por cada comercio.

Los centros especializados preguntados por este diario han acogido de manera satisfactoria este endurecimiento. "Existen centros ilegales que actúan en pisos particulares, con escasas medidas higiénicas, pero que son muy difíciles de localizar. Esta norma le recuerda al usuario cuáles son sus derechos y que, en muchas ocasiones, por ahorrarse sólo unos euros se pueden jugar la salud", afirma Susana Martínez, de Koko, en avenida Goya.