Tras el accidente, me quedé bloqueado, aceleré porque no supe como reaccionar. Quería huir de allí, desaparecer del planeta", confesó ayer Juan Rubén A., para quien el fiscal pide penas de seis años de cárcel por el accidente que costó la vida a Begoña García, de 29 años. El suceso ocurrió el pasado 13 de abril en la zaragozana calle Alfonso, cuando el acusado conducía en dirección contraria por una zona peatonal.

La vista se celebró en el Juzgado de lo Penal número cuatro de la capital aragonesa, y también se sentaron en el banquillo de los acusados Pablo Nicolás O. y Sonia G., los otros dos ocupantes del vehículo, por omisión del deber de socorro. El ministerio fiscal retiró los cargos contra ambos en sus calificaciones definitivas, aunque los mantuvo el abogado de la acusación particular, Alfredo Sánchez, que pidió penas de multa.

El suceso, que se produjo a las 5.45 horas de la fecha citada, tuvo una amplia repercusión social por las circunstancias que concurrieron.

El procesado, que es soldado profesional, manifestó que no pensó en eludir su responsabilidad y que, tras el suceso, se fue al cuartel, donde "estuve llorando toda la mañana". Se entregó a primeras horas de la tarde en la Jefatura de Policía, "porque no lo pude hacer antes, ya que hasta las 13.00 horas no estaba autorizado a salir" de las dependencias militares.

Sus declaraciones fueron corroboradas por el otro implicado, Pablo Nicolás, quien relató que habían mantenido varias conversaciones telefónicas esa mañana y en todo momento prevaleció la intención de entregarse. El coacusado explicó que habían estado juntos desde la noche anterior, pero aseguró que Rubén solo había bebido dos whiskys con Red Bull. Cuando ocurrió el accidente iban a llevar a su casa a la otra implicada, Sonia, con la que habían estado desde las 4.30. Según declaró, circulaban con las luces encendidas y a baja velocidad, "siempre con la primera o la segunda marcha".

Esta versión fue desmentida por la propia Sonia --"a 30 por hora no íbamos"--, y por todos los testigos, que declararon que el coche circulaba a gran velocidad. La propia joven dijo que no había visto beber alcohol a Rubén, pero que, cuando se encontró con ellos, presentaba síntomas de haber bebido.

Los abogados de estos dos últimos jóvenes, Juan José González Moros y José Antonio Rubio López, resaltaron que ambos se bajaron del coche en cuanto este se detuvo en las Murallas, y ambos regresaron al lugar de los hechos, facilitando sus datos a la Policía, aunque solo dijeron que habían sido testigos del suceso, no que viajaban en el coche. Pablo se presentó voluntariamente a la Policía, y Sonia, cuando fue requerida para ello. Estimaron que no son responsables de omisión de socorro.

Jaime Sanz de Bremond, defensor del primer implicado, admitió la calificación de homicidio imprudente y la omisión, pero con la atenuante muy cualificada de confesión. Pidió un año de prisión por el primer delito y seis meses por el segundo.