El río Ebro continúa con un caudal muy alto y la avenida sigue amenazando la Expo y los campos de cultivo de la ribera. Sin embargo, las previsiones pesimistas del principio (que situaban la crecida en más de 2.000 metros cúbicos por segundo) y las más moderadas de hace dos días (que bajaban esa cantidad hasta los 1.800) se han quedado grandes. Al final, la cresta no supera los 1.600 metros cúbicos a su paso por Zaragoza, donde ayer el río pasaba a 4,28 metros. El principal problema, según apuntaron desde la Confederación Hidrográfica del Ebro, es la prolongación en el tiempo de unos caudales tan elevados. Es decir, la avenida es ordinaria pero su presión puede dañar motas al circular tal cantidad de agua durante tanto tiempo. En principio, se espera que esta situación se prolongue todo el día de hoy, para ir perdiendo caudales a partir de mañana.

Los altos niveles (siete veces superiores a lo normal en estas fechas) siguen pasando por Zaragoza tras haber causado daños en unas 4.000 hectáreas de cultivo aguas arriba y generar algún problema con el agua potable en municipios como Boquiñeni, según informó Aragón Televisión. La crecida está llegando ya a la parte baja del Ebro en su tramo aragonés. De hecho, la CHE está muy alerta controlando el nivel del río en municipios como Pina de Ebro o Escatrón, en permanente contacto con los ayuntamientos y Protección Civil. Las motas resistieron durante el día de ayer, pero los guardas de la confederación permanecen alerta controlando su resistencia.

Sin embargo, no se espera que la crecida cause tantas afecciones en esta zona, puesto que el río pierde fuerza. Como apuntó el presidente de la CHE hace dos días, el embalse de Mequinenza absorberá gran parte de estos caudales, con lo que no se prevé que la avenida llegue hasta Cataluña. El embalse de Ribarroja también ha empezado a desembalsar para asumir esta crecida tan atípica en estas fechas.