La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a las personas con inteligencia límite a las que presentan un coeficiente intelectual situado entre 70 y 85, justo por debajo de la normalidad y por encima del retraso mental. "Se hallan en tierra de nadie", resume María Teresa Soro, "por eso es tan difícil su integración". Además no presentan rasgos físicos aparentes, circunstancia que oculta el desfase existente entre su edad física y su edad mental. Simplificando, son unos eternos adolescentes caracterizados por la falta de iniciativa, las limitaciones para resolver situaciones de la vida cotidiana y la dificulta para adaptarse a contextos novedosos. Aprenden con más lentitud.