Aragón estrenará en los próximos meses áreas de ictus en los hospitales aragoneses alejados de la capital "que se conectarán a través del servicio de teleictus con las unidades de ictus de Zaragoza". Así lo anunció ayer el grupo de estudio de enfermedades cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología, que, con motivo del día nacional de esta patología, recordó que "una gran mayoría de los pacientes con ictus continúan siendo atendidos en hospitales que no disponen de sistema de asistencia específica".

Estas áreas contarán con un servicio de atención por enfermería entrenada, protocolos de tratamiento y derivación, monitorización que posibilitarán la realización de fibrinólisis. Esta iniciativa se enmarca en el Plan de Atención al Ictus en Aragón, en el que participa un grupo interdisciplinar compuesto por neurólogos, médicos de Atención Primaria, urgencias, del 061, rehabilitadores y enfermeras, y que cuenta asimismo con la participación de las sociedades científicas.

El ictus, también conocido como infarto cerebral, es un trastorno brusco de la circulación cerebral que altera la función de una determinada región del cerebro. Se produce cuando una arteria cerebral se obstruye por un coágulo (trombosis o embolia) o se rompe, dando lugar a una hemorragia cerebral. Se calcula que unos 3.000 aragoneses sufren un ictus cada año, de los que el 60% fallece o queda con discapacidad.

Para este grupo, "a pesar de que desde la Administración se ha hecho un gran esfuerzo por diseñar un proyecto que permita cubrir las necesidades asistenciales del ictus en todo Aragón, todavía hay mucho por hacer".

El neurólogo de la Sociedad Española de Neurología, Carlos Tejero, precisó también que no se puede olvidar "la vertiente social del problema", de forma que "aunque se desarrollen sistemas que permitan atender a los pacientes de la manera más óptima, seguirá habiendo pacientes con secuelas importantes, cuya vida y la de su familia quedará partida por este problema".