El Ayuntamiento de Calatayud ha autorizado la ejecución de sondeos arqueológicos para localizar una fosa común en el barranco de La Bartolina una vez que la solicitud ya ha sido aceptada por la dirección general de Patrimonio del Gobierno aragonés. Se cree que podría haber entre 400 y 800 cadáveres de personas asesinadas en la Guerra Civil y la posguerra, aunque algunas estimaciones hablan de hasta 2.000.

Con este paso, asegura el alcalde bilbilitano, Víctor Ruiz, el ayuntamiento muestra su "máximo apoyo" a esta iniciativa promovida por la Asociación por la Recuperación e Investigación Contra el Olvido (Arico). Los sondeos arqueológicos serán determinantes para continuar con el proceso de localización de fosas comunes en el barranco de La Bartolina. Si estos trabajos permiten localizar restos humanos, las exhumaciones podrían ejecutarse el próximo año. Si por el contrario este estudio no ofrece resultados, la localización se paralizará.

EN VARIOS PUNTOS Un equipo de arqueólogos y un antropólogo forense participarán en estos sondeos, que se realizarán en tres puntos distintos del barranco de La Bartolina. Los trabajos empezarán en los próximos días y se ejecutarán en menos de una semana.

Sin embargo, las obras desarrolladas en el barranco de la Bartolina en la década de los 90 podrían dificultar la actuación. Según ha explicado en otras ocasiones Miguel Angel Capapé, presidente de Arico, una buena parte de los cadáveres fueron desplazados en 1999, cuando una empresa madrileña extrajo 200.000 metros cúbicos de tierra de la zona para sellar el vertedero. "Sabemos que salieron muchos restos entonces, y lo removido será prácticamente imposible de recuperar", ha reconocido Canapé.

Tras inspeccionar la zona mediante fotografía aérea infrarroja y térmica, Cóndor Georadar envió ya los informes que detallan los lugares donde es más probable que haya cuerpos enterrados. Esta empresa utilizó una técnica pionera en España en la localización de fosas, pero que se había utilizado ya con éxito en Bosnia o en actuaciones militares.

Es la primera vez que se emplea esta tecnología para encontrar enterramientos de la Guerra Civil. Así, este tipo de fotografía permite explorar grandes superficies de terreno, algo fundamental en ambos casos, ya que se desconoce la ubicación de las fosas.

La fotografía aérea infrarroja se realiza con un globo aerostático unido a una cámara. Los técnicos controlan el aparato y recogen las imágenes. Este sistema detecta irregularidades en el terreno, por lo que los trabajos de 1999 dificultarán la interpretación de los datos.