Julián de Miguel no solo era el cerebro del desarrollo urbanístico de La Muela. Este empresario, al que la Agencia Tributaria imputa un fraude fiscal de 820.772 euros en el 2005 por el presunto manejo de dinero negro en Aranade, era también el hombre que sufragaba los caballos. ¿Pero qué caballos? se preguntaron los inspectores de Hacienda al descubrir que la empresa había fundido, y deducido su IVA, la friolera de 31.208 euros del 2004 al 2007 por trabajos en un picadero y por gastos en herrajes, entrenamientos de equinos, paja, alfalfa, cuidados veterinarios y compra de "ropa ligada al mundo de la equitación". "La empresa manifiesta no tener caballos, ni indica la relación de esos gastos con su actividad", reseñan los inspectores.

La Muela no tiene tradición caballista. El único vecino al que se le conoce afición es a Víctor, el hijo mediano de la exalcaldesa: hace unos años tuvo algunos que cuidaba Antonio Mosquera, chófer de la DGA y excandidato del PAR en la lista de Pinilla, pero Hacienda no ve ningún vínculo entre Aranade y esos caballos.

El informe del fisco sugiere más sobrenombres para De Miguel: El hombre que guardaba los lingotes, por los cuatro de 11.000 euros cada uno que la Policía halló en una caja de seguridad, o el hombre que pagaba los hoteles, por lo que Hacienda considera desmesuradas facturas declaradas para desgravar. Aranade, empresa agasajadora donde las haya --180.000 euros en regalos, la mayoría joyas, en tres años--, también pagaba tabaco del estanco y comida de El Corte Inglés. Todo en B, cree Hacienda. Y por todo pedía recuperar el IVA.