En octubre del 2008 se izó para que estuviera de forma permanente en la plaza de Aragón una bandera gigante de España durante un acto solemne que congregó a autoridades militares y políticas de la ciudad de Zaragoza. Fue un acto polémico desde el primer día, ante el malestar que generó en centenares de personas que protestaron por el hecho de que luciera la bandera en un lugar que desde 1904 acoge actos reivindicativos aragonesistas. Para muchos, fue un desafío del alcalde, Juan Alberto Belloch, al izarla frente al monumento del Justicia, asesinado por las tropas de Felipe II al defender los derechos de la ciudadanía aragonesa. La bandera fue un regalo del Ejército español a la ciudad con motivo de la conmemoración del bicentenario de los Sitios. Ese año, el Día de las Fuerzas Armadas se celebró también en la ciudad. Belloch desoyó las peticiones que pedían que se ubicara en la plaza de España en lugar de la de Aragón, así como la moción que CHA presentó en su día para que se retirara. La opción salomónica fue colocar una señal aragonesa de idéntico tamaño que la española.