El sindicato UGT ha atendido en Aragón durante el pasado año a un total de 2.116 personas en riesgo de exclusión social, en las que la falta de empleo, situación agravada en muchos casos por dificultades personales, familiares y sociales, ha sido el mayor problema. Así se pone de manifiesto en la Memoria de 2010 del Departamento de Servicios Sociales de UGT Aragón, perteneciente a la Secretaría de Política Institucional y Social, que ha realizado actuaciones en toda la Comunidad Autónoma, con el desarrollo de programas en Zaragoza, Huesca, Teruel, Barbastro, Pina de Ebro, Quinta de Ebro, Utebo y Borja. Estas actuaciones, que tenían como objetivo contribuir a mejorar la situación de exclusión o vulnerabilidad en la que se encuentran gran número de ciudadanos, se han llevado a cabo en colaboración con las administraciones públicas y la red pública de Servicios Sociales. De las 2.116 personas atendidas el pasado año por UGT Aragón, el 43,34 por ciento, es decir 919, ha recibido una asistencia individual con un seguimiento psicosocial sostenido en el tiempo y de lo que el mayor número de personas ha estado en Zaragoza, con 724, de distintos barrios de la ciudad. Por número de participantes, han destacado los barrios de Torrero, con el 34 por ciento; San Pablo, con el 15 por ciento; las Fuentes y Valdefierro, con el 12 por ciento cada uno, y el Arrabal, con el 10 por ciento, en los que han trabajado con los grupos tradicionalmente desfavorecidos pero también con personas en situación de vulnerabilidad social como consecuencia de la crisis. Según UGT, la población atendida de 2.116 personas ha tenido un efecto multiplicador hacia las unidades familiares, o de convivencia de los participantes, así como su entorno laboral, por lo que los efectos de la intervención habrían alcanzado a unas 5.290 personas. La participación ha sido sobre todo en programas de inserción sociolaboral (707), drogodependencias en el medio laboral (516), prevención de riesgos laborales con trabajadores inmigrantes (394), atención primaria de servicios sociales (220), mediación intercultural (118) y la formación básica como instrumento de inserción (95). En cuanto al área de trabajo de inserción sociolaboral, el sindicato señala en su memoria que se ha observado un "notable" aumento de la demanda de participación, lo que ha provocado que, por primera vez, en los veinte años que se lleva desarrollando esta actuación, haya sido necesario establecer criterios de acceso. De las 707 personas que han participado en estos programas, desarrollados con la colaboración del Gobierno de Aragón y la Diputación y el Ayuntamiento de Zaragoza, a los que se ha unido en 2010 el de Huesca, su mayor parte (512) fueron de la capital aragonesa, seguida por la oscense (82) y la turolense (61) y el área metropolitana (52). El perfil de estos usuarios es una mujer, que representa el 52,47 por ciento, cinco puntos más que los hombres, rompiendo la tendencia de años anteriores; menor de 45 años, pero sobre todo entre 36 y 45, y sólo con estudios primarios, ya que únicamente el 4,66 por ciento tenía estudios universitarios mientras el 9,05 por ciento carecía de formación. Pero la característica que define de manera general el perfil de los participantes en los programas de inserción sociolaboral es el desempleo, situación en la que se encontraba el 91,93 por ciento. Del total de desempleados, el 32,77 por ciento llevaba más de un año sin trabajo, es decir, eran parados de larga duración, y casi la mitad de ellos habían sobrepasado los dos años de paro.