El Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón y el Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza) de la Guardia Civil investigan la causa de la muerte de los 23 buitres leonados cuyos cadáveres hallaron la semana pasada, tras el aviso de un vecino, los forestales y los agentes en dos áreas cercanas del paraje conocido como El Guallar, en el límite con Navarra.

Los primeros doce cadáveres fueron localizados el martes. Los once restantes aparecieron el jueves junto a la acequia de Cinco Villas, uno de los canales del sistema de riegos de Bardenas cuya capacidad de transporte llega a 1.300 litros por segundo.

Los cadáveres de los buitres fueron trasladados al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de La Alfranca, cuyos técnicos les practicarán necropsias para determinar qué los mató. Una vez dispongan de ese informe, el Seprona y los APN tratarán de identificar al responsable de las muertes. En caso de haberlo y de ser localizado, se enfrentaría a una condena de hasta dos años de cárcel y 216.000 euros de multa como autor de un delito ecológico.

HIPÓTESIS El incipiente estado de las investigaciones no permite determinar si los animales pudieron ser víctimas de un envenenamiento --ya fuera fortuito o intencionado-- o si pudieron fallecer por otro tipo de causas. En cualquier caso, los cadáveres no presentaban heridas de arma de fuego ni señales de electrocución.

En al menos uno de los parajes en los que fueron hallados los buitres muertos había, junto a la acequia, una oveja muerta con parte de su cuerpo desollado.

El Guallar se encuentra entre el núcleo de Santa Engracia y el santuario de Sancho Abarca, en la zona noroeste del término. Junto al templo se encuentra la Loma Negra, un área de 700 metros de altitud en la que anidan decenas de buitres leonados. Un grupo similar está instalado en las peñas situadas junto a la carretera de Remolinos.

Los últimos años se han registrado varios ataque de buitres a animales --ovejas y cerdas, básicamente-- en Tauste, uno de los pocos pueblos aragoneses con muladar. Esa instalación hace que se desplacen hasta allí aves de Castejón de Ebro, el Moncayo, el castillo de Sora o el Pirineo.