"Las labramos como siempre. Como no han pagado, las tierras ya no son suyas". Miguel Abizanda, uno de los vecinos de Ontiñena que formalizó con ILD Spain opciones de compra de varias de sus fincas desconocía ayer el inicio de los procesos de embargo, como la mayoría de los habitantes del pueblo. Varios de ellos mostraron su sorpresa conforme se iban enterando de la situación.

En Ontiñena está ya generalizada la sensación de que la idea de Gran Scala nunca se materializará. "Aquí tenemos casi todos claro que los casinos no se harán nunca, pero de los embargos de las tierras nadie sabe nada", explicaban en el bar La Plaza.

Eso sí, cerca de un centenar de familias de un pueblo de 400 habitantes se han repartido en dos años 1,2 millones de euros en señales, una cifra que habrían tardado más de una década en reunir con el cultivo de las tierras al tratarse de fincas de secano que se ven obligados a explotar en régimen de barbecho.

Por otro lado, buena parte de los terrenos sobre los que ILD Spain formalizó las opciones de compra se encuentran en una zona en pleno proceso de concentración parcelaria.