Los comerciantes han de convivir día a día con los hurtos y robos en sus establecimientos, pero a medida que crece la necesidad, aumenta el ingenio de los rateros para eludir la vigilancia. El simple procedimiento de arrancar las alarmas sigue siendo predominante --en una proporción de hasta diez a uno, según el jefe de Seguridad de un centro comercial zaragozano, que prefiere permanecer en el anonimato--, pero los ladrones recurren cada vez más a la técnica de forrar bolsos y carritos de bebé con papel de aluminio. Esta cubierta bloquea los arcos detectores y les permite llevarse la mercancía sin tener que arriesgarse a ser pillados arrancando la alarma.

La técnica es sobradamente conocida, "incluso se ha quedado anticuada", según algunos empleados, pero los ladrones se las ingenian para perfeccionarla. "Se lo curran bastante", explicaba una empleada de una cadena de tiendas de ropa de alta gama. "Nosotros tuvimos el caso de un hombre que llegó con una cartera de ejecutivo preparada con Albal, bien vestido, y se llevó tres pantalones y tres americanas, que valdrían más de 500 euros. Afortunadamente se dio cuenta un guardia de seguridad, ya fuera de la tienda, pero el hombre tiró la cartera y escapó corriendo", explicaba.

I+D del papel Albal

A medida que la técnica se ha ido popularizando --buena prueba de ello son las bolsas forradas que se acumulan en las salas de seguridad de los centros comerciales, o en el depósito de pruebas de los juzgados de Zaragoza--, el personal de seguridad ha afinado el ojo a la hora de detectarlos. "Yo los pillo al vuelo", coincidían varios guardias. Pero los delincuentes no se quedan atrás. En una suerte de I+D del hurto, ya no se conforman con forrar bolsas con el papel de plata y cartón, fácilmente detectable por la rigidez del recipiente, sino que lo introducen por dentro del forro. Ante esto, "si no estás atento, es fácil que se te pase incluso si miras dentro", explicaba un empleado. "Te guías por la intuición".

Este juego del ratón y el gato entre los comerciantes y los ladrones abre un nuevo capítulo, con la instalación de arcos que detectan las superficies metálicas. Según explicaba el citado jefe de seguridad, "no se activan ante unas llaves, sino ante una lámina metálica, con lo cual detectan este tipo de ingenios. Un carrito de bebé, por ejemplo, sí puede confundirlos, pero son más seguros".

Costes

Pero algunos no pueden permitírselos. Al igual que sucede con los nuevos tipos de alarmas, que incorporan tinta que salta al romperlas, los comerciantes discrepan respecto a su utilidad. Para unos tienen un claro efecto disuasorio, "ya que el delincuente queda con las manos y la ropa manchada"; para otros, son demasiado caras y echan a perder la prenda, y quizá otras colgadas junto a ella. "Compensa que te roben una y no te impidan vender varias", lamentan.

Algunos guardias de seguridad atribuyen gran parte de estos a bandas organizadas. "Llegan con el coche, se meten en las tiendas con estos bolsos forrados y hacen varios viajes hasta que llenan el coche", explican. La Policía, sin embargo, cree que en la gran mayoría de los casos se trata más bien de bricolaje casero.

El jefe de seguridad, en cierta manera, coincide. "Los pequeños grupos a menudo ni siquiera usan estos sistemas. Es curioso verlos en los videos de seguridad, uno entra como si hablara con un familiar por el móvil, y cuando ve que el dependiente se despista, avisa a los demás. Les delata el lenguaje corporal, con las manos en los bolsillos, aparentando inocencia. Pero los ves haciendo cuentas de los precios para no pasar de 400 euros", que marcan el límite entre falta o delito.

Las técnicas son de lo más variopinto, desde las falderas que esconden "incluso garrafas de aceite de cinco litros" bajo las faldas hasta los hombres que llevan bañadores femeninos bajo la ropa que van llenando como si fueran un saco andante. "Aquí todavía no hemos visto inhibidores de frecuencia, que anulan los arcos detectores, como en Andalucía. Pero tiempo al tiempo", anticipa el jefe de seguridad.