El magistrado del Juzgado número 3 de Torrelavega dictó ayer una orden de prisión sin fianza para Vicente S. G., detenido tras haber confesado en la nota de un suicidio al que sobrevivió el asesinato y posterior descuartizamiento de su compañera Merche Pérez Ruz en su piso de Las Fuentes.

El juez, que interrogó a Vicente en el hospital de Sierrallana, en el que está ingresado desde la tarde del martes para superar una ingesta de sustancias tóxicas, ordenó a la Guardia Civil que, una vez repuesto y con permiso médico, lo trasladen al módulo penitenciario del hospital de Valdecilla, en Santander.

El juez tiene previsto inhibirse hoy en favor del juzgado de Zaragoza que asuma la instrucción. Será uno de los dos de Violencia contra la Mujer, aunque su designación dependerá de la fecha en que los forenses daten el crimen tras practicar la autopsia a los restos de la víctima.

Por otro lado, la Guardia Civil investiga si los movimientos que Vicente realizó tras dejar su trabajo unos días antes del crimen respondieron, o no, a un plan preconcebido.

TRABAJO El sospechoso pidió el pasado 5 de abril una excedencia voluntaria de un año en la empresa de transporte en la que llevaba más de siete empleado como conductor de autocar. Dejó de trabajar el 19.

El crimen tuvo lugar en los primeros días de la siguiente quincena, ya que los vecinos del número 30 de la calle Leopoldo Romeo --la pareja residía en el 1°-D-- datan los malos olores que salían de la vivienda y la desaparición de Merche en un plazo de "veinte días o un mes" anterior al hallazgo del cadáver.

A lo largo del mes de mayo, Vicente tuvo tiempo de trocear a su compañera y ocultar los pedazos, envueltos en bolsas, en un arcón frigorífico en el piso; de deshacerse de una de las piernas de su compañera --los análisis de ADN han confirmado que la extremidad que un agricultor halló en el Ebro en Pina el 25 de mayo era de ella--, de contratar a una joven como camarera en el quiosco que regentaba la víctima --empezó a trabajar el 6 de mayo--, de sacrificar a su perra, de alojar en una guardería a un cachorro canino y un gato y, por último, de iniciar el día 30 el viaje a Cantabria del que regresará bajo custodia e imputado por asesinato.

CARTA Por otra parte, la nota que la Guardia Civil halló en la habitación del hotel en el que se alojaba no fue el único texto con pistas sobre el crimen.

El mismo martes, la familia de Merche recibió una carta en la que Vicente, desde Cantabria, les hablaba de los problemas económicos que Merche y él tenían, les contaba que discutían con frecuencia y les ponía al corriente de que otro hombre cortejaba a la joven. No narraba ninguna acción violenta, pero se refería siempre a ella en pasado, lo que puso en guardia a sus parientes, que decidieron presentar una denuncia ante el Cuerpo Nacional de Policía. Temían que hubiera podido pasarle algo, aunque ni de lejos podían sospechar un desenlace como el que conocieron en las primeras horas del miércoles.

Vicente S. G. apenas tenía relación con su hermano, residente en un municipio de la provincia de Zaragoza y con cuya familia apenas se comunicaba de manera esporádica.

Los compañeros de trabajo del descuartizador confeso se refieren a este como una persona de conversación agradable, tirando a locuaz, y muy aficionado a la lectura. Según las mismas fuentes, era frecuente verle con libros tipo best seller, que llevaba a la empresa para cubrir los tiempos de espera entre servicio y servicio.