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Sala de máquinas

Cómo encestar en los partidos políticos

Llevo una temporada muy desordenada, con demasiado trabajo y demasiados viajes, y aún no había podido ir a ver al CAI. Por fin estuve en el Príncipe Felipe el pasado martes, en su enfrentamiento con el Lietuvos Rytas lituano. Me llevé una magnífica impresión.

No sólo porque los nuestros destrozaron literalmente a los pupilos de Alexander Petrovic, sino porque los de José Luis Abós jugaron un baloncesto perfectamente organizado, engrasado, con un orden y un concierto, interpretándose siempre en equipo, extrayendo el máximo rendimiento individual y colectivo y explotando las debilidades del rival. Verles desenvolverse en la cancha, con eficacia, rapidez y efectividad, comprobar cómo los Nurel, Rudez, Llompart, Stefansson, etcétera, leían el partido y cómo resolvían cada situación comprometida fue un verdadero placer.

En el descanso estuve charlando con dos políticos ideológicamente muy distanciados entre sí, pero unidos por su afición al CAI: José Ignacio Senao (PP) y Bizén Fuster (CHA). Repasando la actualidad política, ambos coincidían en que el punto más candente está en ese partido invisible que se viene disputando entre los dos equipos socialistas del Ayuntamiento de Zaragoza.

Por un lado, el quinteto de Juan Alberto Belloch; por otro, el cinco de Carlos Pérez Anadón. Enfrentamiento clave para el mantenimiento de la categoría, pues según se resuelvan las aspiraciones de ambos, el PSOE aragonés jugará el encuentro electoral de una u otra manera, permaneciendo en la liga buena o descendiendo a la oposición. Por el momento, el arbitraje de Alfredo Pérez Rubalcaba parece favorecer al equipo visitante, pero el marcador va muy igualado, con constantes cambios. El resultado es incierto y todavía queda por disputarse el último y definitivo cuarto.

Sería de desear que los partidos políticos imitasen el orden de juego, la disciplina y estrategia mostrada en el campo por un equipo como el CAI. De ese modo, además de satisfacer a su público, alcanzarían resultados lógicos y evitarían las estériles divisiones internas.

El PSOE aragonés necesitaría un manager con mano de seda, pero que recuperase esa sólida organización que, en otras temporadas, ha llevado al partido a sus mejores éxitos. Que vayan al CAI y aprendan.

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