Brotes identitarios en el Aragón secular

Les hablaba el otro día de Juan Blas y Ubide, un destacado alcalde regeneracionista en la Calatayud de principios del siglo pasado, y voy a recomendarles hoy la exposición que se viene mostrando en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza. Presentada al público como "Ideal de Aragón. Regeneracionismo e identidad en las artes plásticas (1898--1939)".

Como el rector de la Universidad de Zaragoza, Manuel J. López, recuerda en la presentación del catálogo, la muestra ha nacido de la tesis de Albert Castán Chocarro, titulada, a su vez, "Identidad, tradición y renovación: la pintura regionalista. Aragón (1898--1939)". Tesis que ha cobrado forma en las salas del Paraninfo con las aportaciones de numerosos artistas.

Nombres de aragoneses tan reconocidos como Marín Bagüés, Acín, Pelegrín o Martín Durbán, entre otros muchos que, durante el primer tercio del siglo XX sintieron la llamada de la tierra, un impulso a reflejar sus características identitarias, plásticas, antropológicas, paisajísticas, sociales, costumbristas, en cuadros que reflejaron en toda su variedad aquella España deprimida por los desastres del 98. Pero caracterizada también, por fortuna, por el impulso regenerador de la punta de lanza de una generación que decidió no abatirse ni quedarse mano sobre mano, sino mostrar sus heridas a plena luz.

Sorolla, desde Valencia, o Zuloaga, en territorio vasco, conseguirían trascender esta filosofía universalizando sus escenarios pictóricos a través de sus exposiciones en Europa y América. Eugenio D'Ors y Sunyer, pondrían, por su parte, en pie el concepto paralelo de neucentisme, y en muchas regiones, desde Aragón a Canarias, de Galicia a Andalucía surgirían brotes de autonomismo social y cultural lo suficientemente interesantes como para escribir una página en nuestra historia. La de un regeneracionismo regionalista, previo a la II República, acuñado entre los desastres del 98 y los de la I Gran Guerra, que aportaría mucho a nuestra cultura.

La exposición del Paraninfo zaragozano sobre este conmovedor sentimiento, Ideal de Aragón, viene reforzada por un catálago que vale la pena conservar. En sus ilustradas páginas, artículos de Carlos Forcadell, Juan Carlos Ara Torralba, Concepción Lomba y el propio Alberto Castán suponen un riguroso complemento intelectual al disfrute estético de una muestra de imprescindible visita.