La Expo de Milán celebra mañana el Día de España, y la jornada contará con presencia aragonesa. La Asociación de Amigos del Camino Español, que promueve la recuperación de las rutas de los Tercios como vías culturales y turísticas, conmemorará la efeméride repartiendo dos de los alimentos principales que los ejércitos introdujeron hacia el corazón de Europa y con el tiempo se hicieron imprescindibles: la patata y el chocolate.

La participación, como ya publicó este diario, la tenían más o menos atada, tras la buena acogida que tuvo su primera ruta, en bicicleta, por Italia, Francia y Bélgica. El Instituto Cervantes y el Ayuntamiento de Milán les prestaron apoyo, y poco a poco van consiguiendo que las asociaciones turísticas de las zonas donde quedan vestigios --puentes, fuentes, nombres de calles-- del paso español van tomándoles en serio e interesándose por el potencial del proyecto. La idea de este grupo de amigos es que llegue a constituirse un Itinerario Cultural Europeo. Pero para eso queda tiempo... y dinero.

Por el momento, van consiguiendo hitos como la presencia en Milán, que será el prólogo de otra exploración de ruta en bicicleta. "La Expo estaba de acuerdo, pero nos plantearon, ¿Qué tienen que ver los tercios con el tema de la exposición (los alimentos)?", recuerda David López, uno de los impulsores y aventureros junto a su amigo Luis Ángel Boned.

"Así que pensamos cómo combinar los dos aspectos, el camino --las rutas que fueron abriendo los Tercios en los siglos XVI y XVII, más al este a medida que crecía el poder francés-- y la comida, y encontramos la solución, patatas y chocolate", explica.

La patata, venida de América, no acababa de triunfar en la gastronomía al ser insípida. Pero en un monasterio sevillano, repasa el apasionado de la Historia, descubrieron sus virtudes nutritivas para alimentar a los pobres. "Los militares tomaron la idea, porque era un producto que aguantaba bien". Así, el tubérculo cocido se expandió por Europa y fue clave para paliar muchas hambrunas.

López y Boned, zaragozanos de adopción y cuna, respectivamente, lo escogieron por la vertiente aragonesa. "El cacao también lo expandieron los Tercios, conscientes de su poder calórico. Pero se tomaba tibio y era amargo, por lo que no acababa de cuajar. Fueron los monjes del Monasterio de Piedra quienes descubrieron la receta mágica de tomarlo caliente y mezclado con azúcar, y lo convirtieron en un producto muy apreciado en las cortes europeas", explica López.

Desafío

Así que, en apenas dos semanas, ambos se enfundarán los mallots de ciclista --aunque sin pedalear, por exigencias de la organización-- y visitarán los pabellones de Italia, Francia y Bélgica para una entrega simbólica de las viandas, antes de iniciar una nueva ruta por Europa. Sus andanzas se podrán seguir a través de la web www.elcaminoespañol.com.