El ex secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, en un debate en torno a la compatibilidad entre el nacionalismo y la militancia de izquierdas, ha remarcado su visión socialista, con la que le interesa "mucho más la caja única de la Seguridad Social que el himno o la bandera".

El debate se ha producido con motivo de la charla que ha mantenido en el I Congreso de Política, Comunicación y Periodismo que organiza estos días la Fundación José Antonio Labordeta en Zaragoza en torno a la figura del difunto intelectual y político, donde ha compartido mesa con otras personalidades del mundo de la política como Luis de Grandes (PP), Joan Saura (ICV) y Azucena Lozano (CHA).

Por su parte, Luis de Grandes, portavoz del Grupo Popular en la primera de las legislaturas que el político aragonés ocupó un escaño en el Congreso (2000-2004), ha coincidido que en su caso "sin duda" era compatible ser de izquierdas y nacionalista.

En el turno de preguntas del público le han consultado al exministro del Interior si los socialistas se habían sentido tentados a incorporar a Labordeta a sus filas, a lo que ha contestado que no lo hizo porque no le hubiera parecido "razonable".

"Soy muy poco partidario de los fichajes, salvo en el fútbol", ha manifestado, pocos días después de que el PSOE incorporara a sus listas a la exdiputada de UPyD Irene Lozano.

En este sentido, otro asistente a la charla, que se ha presentado como amigo del fallecido cantautor y poeta, ha confesado que en realidad sí que le ofrecieron los socialistas aragoneses en los 80 ser consejero de Cultura del Gobierno de Aragón, oferta que rechazó considerando que "no lo haría bien", algo que ha sido confirmado por su viuda, Juana de Grandes, justo después.

La mesa redonda, titulada "Los amigos de Labordeta en la política", ha transcurrido en torno a anécdotas y cariñosos recuerdos a este ilustre aragonés.

Pérez Rubalcaba ha confesado que nunca fue "muy amigo" suyo, que siempre le hablaba de sus canciones porque las había cantado "a voz en grito" en su juventud y que le hubiera gustado cantar con él, "pero él no se dejaba".

Ha contado también lo diferentes que eran las negociaciones con él y se ha servido de la reunión que mantuvieron ambos para pactar la investidura de José Luis Rodríguez Zapatero, a lo que le contestó de primeras: "yo voy a votar que sí, primero porque quiero y segundo porque hay cosas que voy a pedir y que me vais a dar porque están en vuestro programa electoral".

"Y se acabó", ha explicado el ex dirigente socialista entre risas, por lo que pasaron el resto de su encuentro hablando de aquello que les unía más en política, su rechazo a José María Aznar.

Asimismo, ha calificado como "profundamente injusto" que se le recordara por su famoso "a la mierda" dirigido a la bancada del PP porque era "un magnífico parlamentario", locuaz y socarrón.

El popular Luis de Grandes, primo de la viuda de Labordeta y quien también ha declarado que sería "presuntuoso" decir que fue su amigo, ha criticado la actitud de sus compañeros de filas en ese momento, ha afirmado que, pese al poco tiempo que tenía para hablar, no necesitaba más porque "llenaba el hemiciclo" y ha destacado que fue "un ser humano excepcional" que iba dejando amigos por todas las ideologías.

Sobre el famoso epitafio, Joan Saura, quien se sentaba por aquel entonces en el escaño de al lado, ha apuntado que lo que dijo fue algo que "solo podía decir él" y que fue un grito de protesta que representó a una buena parte del país en aquel momento.

Ha alabado su oratoria, a veces con "mala leche", como cuando replicó las declaraciones de la entonces ministra de Exteriores, Ana de Palacio, en las que señalaba que la guerra de Irak reduciría el precio del petróleo, a lo que Labordeta contestó: "¿y la sangre de los iraquíes a cuánto va a ir a partir de ahora?"

Azucena Lozano, primera presidenta de CHA, ha reconocido que no sabe si realmente Labordeta llegó al Congreso con esta formación o más bien fue CHA la que llegó al parlamento con Labordeta.

Ha destacado su compromiso "desde abajo" y cómo pasaba de su pesimismo a, inmediatamente, hacer lo que fuera necesario para cambiar esa situación, en lo que han coincidido el resto de ponentes.