Nueve familias tuvieron que ser desalojadas ayer por la mañana del inmueble que ocupa el número 32 de la calle Mariano Cerezo, en el zaragozano barrio de San Pablo. Varias fugas de agua causaron problemas que comprometían la estabilidad del edificio, por lo que el ayuntamiento activó el protocolo de desalojo preventivo. Este incluye el realojo de las familias, que solo pudieron llevar consigo enseres de primera necesidad.

El aviso del incidente llegó a los Bomberos y a la Policía Local ayer por la mañana, al parecer de varios pisos a la vez. Según explicaba una vecina, oyeron "un ruido fuerte" y al poco tiempo vinieron a decirles que tenían que abandonar la vivienda. Mientras esperaba a que unos familiares le ayudaran con las bolsas y mantas que pudo recoger, no quiso dar más explicaciones.

El "ruido fuerte" fue provocado por unas fugas de agua que, según fuentes municipales, afectaron al forjado entre el sótano y la planta baja, que quedó en estado de ruina. También se cebaron con una pieza de la caja de la escalera. Un pequeño derrumbe en el patio era visible ayer.

En cualquier caso, ante estas afecciones, los inspectores de Urbanismo y de Bomberos certificaron que el inmueble era inhabitable. Se activó entonces el protocolo para estos casos, también con los servicios sociales, que ayudaron a desalojar a los vecinos y ofrecieron alternativas de residencia a los que no optaron por buscarlas por su cuenta.

El inmueble permanecía ayer custodiado por la Policía Local, que solo permitía breves entradas para coger objetos de primera necesidad. Permanecerá cerrado hasta que los técnicos municipales terminen la inspección exhaustiva, tras la que se decidirá si se puede rehabilitar o hay que derribarlo.

El desalojo transcurrió sin incidentes, aunque a primera hora de la tarde un vecino estaba visiblemente nervioso por no poder volver a su hogar, y calificaba de "abuso" el desalojo forzoso.

Los problemas de este tipo son frecuentes en el Casco Histórico zaragozano, y el último ejemplo fue el edificio de la calle Miguel de Ara desalojado la pasada primavera por un alero caído.

El ayuntamiento ha admitido en varias ocasiones que la "propiedad difusa" de los inmuebles antiguos hace difícil que se encarguen las inspecciones técnicas de los inmuebles, que son voluntarias y corren a cargo de los dueños del inmueble.