La ansiada renovación del alumbrado público de la urbanización Ríos de Aragón de Zaragoza comenzará a finales de mes, después de cinco años de reivindicaciones. Según lo previsto, a principios de febrero se habrían terminado los trabajos, licitados para cuatro meses. Estos vecinos son una excepción en toda la ciudad, no existe nada igual en el callejero zaragozano.

Los trabajos, licitados por un valor de 258.683 euros (IVA incluido), consistirán en la colocación de 69 nuevos puntos de luz sobre columnas de chapa y acero, dejando atrás aquellos de madera que se colocaron, inicialmente en el 2010. Durante años, los vecinos de la avenida Cataluña han reivindicado su renovación.

En el propio informe municipal se admitía que el alumbrado actual no reunía las condiciones de seguridad exigidas en el Reglamento de Electrotécnico de Baja Tensión y Normas Técnicas Municipales de Ayuntamiento de Zaragoza. Hace cinco años se instaló de forma provisional unos proyectores con lámparas de vapor de sodio alta presión de 150 watios de potencia, soportados por las fachadas de las edificaciones existentes y por postes de madera. Las calles afecta das serán Río Piedra, Río Matarraña y Río Perejiles.

El proyecto, que ha sido elaborado por la Unidad Técnica de Alumbrado del Servicio Técnico de Infraestructuras, contempla la instalación de columnas de 8 y 4 metros de altura que permitirán iluminar tanto la calzada como las aceras. Las luminarias serán tipo led.

SIN LUZ

La avenida Cataluña es la eterna abandonada. A día de hoy, sigue pendiente la cesión del vial por parte de Fomento. Precisamente, por este motivo no se acometía la renovación. De forma excepcional, Madrid permitió al Ayuntamiento de Zaragoza realizar los trabajos y, gracias a una enmienda de CHA que se incluyó en el presupuesto, el proyecto se aprobó con una partida de 260.000 euros.

En el 2010 se puso remedio a una deficiente instalación eléctrica que perduraba desde que se construyeron estos edificios (en los años 60).

Aunque parezca increíble, hasta entonces esta calle, y las aledañas, no pertenecían al callejero municipales por lo que era el constructor y los promotores los que tenían que costear el alumbrado al tratarse de una urbanización privada con acceso público.