Es el hermano pequeño de Belchite viejo. Distan solo 27 kilómetros y su presente es muy similar: casas desvencijadas y torres derruidas, que cayeron bajo el fragor de las bombas en los albores de la guerra civil. La diferencia es que Rodén -- que también se apellida viejo para diferenciarlo del pueblo nuevo -- no aparece en los libros de historia.

Hace cuatro años que Alfonso Soro, vecino de Fuentes de Ebro, creó la asociación Torre de Rodén en un intento de hacer valer el patrimonio que emana de entre sus ruinas. No son solo pedruscos, su historia es la de los 200 habitantes que decidieron abandonarlo, por su propia seguridad, cuando la amenaza de la guerra llamó a su puerta. No se sabe muy bien en qué preciso momento Rodén quedó desierto. Pudo ser un día entre 1936 y 1937.

Cuando por fin terminó la contienda, solo diez familias volvieron al pueblo. El resto quedaron desperdigadas por Zaragoza y El Burgo, a donde habían huido en su melancólico destierro. "Volvieron, pero no tenían luz eléctrica. Era inviable vivir allí arriba, así que Regiones Devastadas proyectó un pueblo nuevo", cuenta Alfonso. Y ahí, en las faldas del cabezo, comenzaron a construirlo de cero, piedra a piedra.

Hoy viven 27 personas. Desde los años 70, es un barrio más de Fuentes, a 3 kilómetros. El municipio asumió su gestión porque Rodén carecía de medios. "Un pueblo de 20 habitantes tiene dificultades para mantenerse", dice la alcaldesa de Fuentes, María Pilar Palacín.

Pero el viejo Rodén sigue evocando, imponente desde las alturas, el fantasma del pasado. Un pasado que Carlos Bitrián, arquitecto y presidente de la asociación Acción Pública para la Defensa del Patrimonio Aragonés (Apudepa), se propuso recuperar en su tesis doctoral. En ella investiga sobre las poblaciones arruinadas en la guerra y que no se reconstruyeron en su emplazamiento original. Solo hay cinco en España: Belchite, Corbera de Ebro (en Tarragona), Montarrón y Gajanejos (Guadalajara), y Rodén.

Versión oficial

¿Pero qué pasó exactamente en Rodén? La versión oficial hasta ahora era que la casas fueron asaltadas para llevarse materiales con los que construir trincheras y parapetos en el frente. Pero Bitrián ha encontrado partes de guerra en los que se especifica que Rodén pudo ser arrasado por la artillería e incluso bombardeado por aviones. El desmantelamiento de las casas para sacar madera solo tuvo lugar después, aprovechando que todo estaba ya destruido.

"A nivel paisajístico es el más destacado, ya que al encontrarse en un montículo parece una acrópolis. El caserío está construido en piedra de yeso, tipo alabastro, no son ladrillos como en Belchite. Por eso aparecen reflejos que le dan una luminosidad especial", destaca Bitrián. Además, en su torre, reconstruida en 2014, convergen las tradiciones mudéjar y gótica. Y el castillo se remontaría a la época musulmana: "Es el único espacio interior que se conserva, con una bóveda cercana a desplomarse", dice.

La asociación Torre de Rodén organiza carreras en abril y en septiembre se celebran las Jornadas Europeas de Patrimonio. Ahora están pendientes de una subvención de 2.000 euros de la DPZ para una excavación arquelógica en lo que podría constituir el primer taller de alabastro torneado de España. Allí, en el olvidado Rodén.