Aunque han pasado ocho días desde que se registró la intensa nevada en la provincia de Teruel, todavía hay algunos puntos en la comarca Gúdar-Javalambre a los que no se puede acceder. En Mosqueruela se afanan en limpiar montones y montones de nieve, pero los tres alguaciles y las seis o siete máquinas de los vecinos no dan abasto.

«Poco a poco vamos llegando a las masías, hoy (por ayer) se ha llegado a dos en Cruz de Montaña donde había 6 personas. Pero todavía quedan dos aisladas en el Barrio de La Estrella», explica Maribel Gil, alcaldesa de Mosqueruela. En esa zona no hay cobertura móvil. Explica que llamó a subdelegación de gobierno para que enviasen a la Unidad Militar de Emergencias (UME) pero le «indicaron que se activa desde el 112, es decir, para que se movilice la UME tiene que pasar algo. Les dije que había personas aisladas y enviaron un helicóptero, que comprobó que estaban bien y les llevó pan, pero la limpieza dijeron que era competencia del ayuntamiento».

Para quitar la nieve acumulada, el ayuntamiento pidió la colaboración de los vecinos que tienen máquinas retroexcavadoras, «pero está siendo muy difícil», afirma Gil. «Ha costado cuatro días llegar a una masía pues por la noche la ventisca levantaba de nuevo la nieve», añade. También hay animales aislados, todavía.

Por el pueblo tampoco es fácil moverse, se han hecho senderos pero las heladas lo complican más: «Si esto sigue así, tenemos nieve para más de un mes», añade. Según la alcaldesa, cada administración se ha limitado a sus competencias. La DGA limpió las carreteras autonómicas. Subdelegación de Gobierno las autovías y carreteras nacionales y Diputación Provincial de Teruel está trabajando todavía en la vía que enlaza Mosqueruela con Cantavieja. El alcalde de esta localidad, Ricardo Altabás, explica que es «una zona muy difícil, a 1.60 metros de altitud», pero que la Diputación Provincial de Teruel se ha portado muy bien.

No así la DGA que, según Altabás, «no han llamado ni para preguntar cómo estamos». Reconoce, igual que la alcaldesa de Mosqueruela, que los habitantes de esa zona ya están acostumbrados a vivir en masías y saben lo que es quedarse incomunicados dos o tres días, pero esta ocasión ha sido excepcional. «Pedimos ayuda y cariño, que también somos de Aragón», concluye.