Cuenta la leyenda que el espectro de una monja que trabajó en el sanatorio se paseaba antaño por los largos y oscuros pasillos del Royo Villanova. Iker Jiménez y su equipo de Cuarto Mileno se hicieron eco de esta historia hace unos años y recogieron el relato en un programa en el que hablaban de un fantasma con bata blanca y toca negra. «Yo nunca vi nada hace años ni tampoco en la última época, pero es cierto que en mi temporada de residente pasé miedo muchas veces cuando estaba de guardia», recuerda el neumólogo Antonio Caballero. «¡Y no solo yo! Me consta que más de un compañero lo pasó mal en algún momento», añade. Caballero recuerda «como si fuera hoy» el momento en el que sonaba el teléfono. «Lo teníamos al lado de la cama, durante las guardias, y cuando al descolgar te decían que había que subir, de madrugada, a la planta de tuberculosos o a la de psiquiatría porque algún paciente requería tu atención te venía una sensación de mucho respeto», dice. «Los pasillos estaban vacíos, a medio oscuras, todo el mundo en las habitaciones descansando y había muchísimo silencio. Es cierto cuando digo que recuerdo una sensación de cierto temor», añade. «Aunque más allá de eso, no he visto fantasma alguno», cuenta Caballero.