El 14 de diciembre de 1998, Luis Marco se convirtió en el primer trasplantado hepático en Aragón, gracias a la creación del programa de trasplantes en la comunidad. Casi dos décadas después, en Aragón ya se han realizado 600 trasplantes, una cifra redonda que, al ritmo de 30 anuales (a estas alturas del año, ya se han hecho 31), pronto se quedará pequeña.

El coordinador de trasplantes del hospital Clínico de Zaragoza, Juan José Aráiz, recuerda el momento que se vivió durante la primera operación, «ilusionante y a la vez tenso», ya que el equipo quería que saliera todo bien en una jornada de trabajo que se alargó, para algunos de los profesionales implicados, hasta las 24 horas. Afirma que el éxito en esta intervención resultó «muy satisfactorio» y «muy importante» para el hospital y para toda la comunidad.

No resulta difícil entender esa mezcla de emociones que describe Aráiz en un procedimiento de gran complejidad que, además, se realizaba por primera vez en el centro. Y es que, matiza, realizar un trasplante «exige la participación de todo el hospital»; un equipo que requiere más de cien profesionales de la sanidad, desde instrumentistas y cirujanos a hepatólogos. Todo ello, además, coordinado con la Organización Nacional de Trasplantes (ONT).

Mucho tiempo ha pasado desde entonces y se han sucedido los avances. Sobre ello, detalla que en lo que afecta a la cirugía no ha cambiado tanto como lo que respecta a los inmunosupresores, los fármacos para evitar el rechazo. Además, señala que se están trabajando en la búsqueda de nuevas fuentes de órganos, como por ejemplo con el programa de donación en asistolia que está desarrollando el Clínico.

Precisamente, sostiene que los aragoneses son solidarios, ya que la tasa de negativas en la comunidad para ser donante es «muy baja». Para ilustrarlo, explica que la media en España se encuentra entre el 10 y el 15%, mientras que en Aragón ha habido años que ha sido del 5%.

La jefa de Hepatología del centro, Trinidad Serrano, coincide con su compañero en destacar los avances en inmunosupresores, de los que, añade, hay más variedad y se pueden ajustar mejor a cada paciente. También cuenta que los procedimientos actuales requieren muchas menos transfusiones sanguíneas. Y sobre las causas que derivan en un trasplante en Aragón, detalla que la cirrosis alcohólica encabeza la lista, seguida de la hepatitis C, aunque esta última ha disminuido un 25% en el último año gracias a los nuevos fármacos.

Apoyo mutuo

Actualmente, nueve personas esperan en Aragón a recibir un trasplante. Para el enfermo, el apoyo de la familia y compañeros también es fundamental. En ese sentido, la Asociación de Enfermos y Trasplantados Hepáticos de Aragón (Aetha), fundada en 1999, presta multitud de servicios y cuenta con dos domicilios en Zaragoza, uno en el centro de la ciudad y otro cercano al Clínico, para acoger a enfermos y familiares de fuera de la ciudad, explica su presidente, Luis Miguel Barrachina. Para él, es un «orgullo» contar con el programa de trasplante y recalca que, gracias a él, «más de 600 vidas han vuelto a vivir».