En la recta final de la legislatura más corta de la democracia y con el ruido de fondo de la campaña del 28-A, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha concedido una entrevista a EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, la primera que da un diario regional y en la que afirma que «está disponible» para seguir en el cargo si se dan las condiciones tras las urnas.

--¿Qué recuerda de la visita a Andorra y Ariño que hizo en enero?

--Tengo un buen recuerdo. No me arrepiento. De las primeras cosas que recibí al ser ministra fue la invitación de la alcaldesa de Andorra para ir. Había quien no se creía que iría y algunos en mi entorno me recomendaron no hacerlo, pero me parecía una falta de respeto. No tuve ninguna duda nunca. La gente necesita que se les den explicaciones y más después de tantos años de engaños. Sabía que podía encontrarme una situación desagradable, pero entiendo las expresiones de rabia y preocupación de trabajadores y vecinos. Son legítimas.

--¿Qué lecciones sacó?

--Las reuniones con los alcaldes y comités de empresa fueron bien. Tienen un sentido de la responsabilidad enorme y saben muy bien qué alternativas existen. Intenté ser honesta. Estamos donde estamos con el carbón porque precisamente ha habido mucha acumulación de mentira piadosa. Debemos ser responsables y comprometidos, es decir, hay una tarea que va más a allá de la estrategia que estamos empezando a armar, una tarea más artesanal que pasa por trabajar con la gente a pie de calle, que es la que más sabe qué se puede hacer y qué funciona. Estos cambios requieren grandes dosis de solidaridad, que se gestionan mejor con anticipación, pero cuando te vienen de la noche a la mañana, con más motivo. No se le puede dejar a la gente colgada y se deben dar respuestas con políticas sociales y de acompañamiento para generar alternativas en la zona.

--¿Por qué ha pillado por sorpresa el fin del carbón?

--España lleva una gran desventaja respecto a los demás países europeos. No es ningún secreto lo que estaba ocurriendo con el carbón y todo el mundo sabía lo que había que hacer. El plazo iba pasando irremediablemente. Pero como son temas complicados y emocionalmente sensibles, se ha mirado para otro lado a ver si el tiempo diluía el problema... En Ariño, Samca entendió las circunstancias y ha sabido reaccionar. La otra alternativa era convertirnos en Numancia y considerar una ofensa nacional que usted se vaya, que puede serlo, pero esa resistencia no tiene recorrido práctico y el coste es mayor para la gente.

--Anunció que en Teruel se firmaría el primer contrato de transición justa, ¿en qué ha quedado?

--Estamos trabajando muchísimo y creo que bien. Siempre he tenido la sensación de llegar en desventaja, porque cuando fui nombrada ministra quedaban seis meses para cerrar las minas y si no se perdían las ayudas a la restauración. Pero nos pusimos las pilas pronto y desde fuera hasta la ONU se está siguiendo con atención lo que estamos haciendo. Se trata de ser honestos, solidarios y contar con la gente. Primero ha habido un diálogo áspero y honesto con Endesa, a quien hemos dicho que no vamos a sustituir su responsabilidad y que debe decir qué está dispuesta a dar a una región que le ha aportado mucho.

--¿Pero se ha impulsado alguna medida concreta?

--Lo primero que hemos hecho es ver cuáles son los instrumentos específicos de financiación inmediata que estaban al alcance de nuestra mano. Y ahí están los 20 millones de ayudas a la restauración minera --fueron aprobadas en el Consejo de Ministros el pasado viernes-- y en las que la principal beneficiaria será Samca de Teruel, Y estamos tratando de dinamizar la financiación comunitaria a través de la Plataforma Europea de Regiones del Carbón en Transición, algo que es lento pero que hay que ir armando para que la Comisión Europea active un fondo potente. Al mismo tiempo vamos a impulsar ayudas asociadas a la energía, como líneas de financiación para mejorar la eficiencia energética de las pymes y la industria, con una territorialización que marque un acceso preferente a las zonas en transición energética como Andorra. Más allá de las iniciativas y financiaciones que van surgiendo y del plan de compensación que presente Endesa, sería deseable un contrato de transición justa que haga visible el proceso y que muestre que hay futuro más allá de aquella industria que ha servido durante décadas. Un macrocosmos de muchas microiniciativas. En eso trabajamos pero la convocatoria de elecciones no ha ayudado. La foto de conjunto es buena.

--La DGA y las cuencas mineras siguen reclamando un cierre más progresivo de la térmica, ¿por qué no es posible?

--No lo es sin hacer las inversiones para cumplir los objetivos máximos de emisiones contaminantes que exige la Unión Europea. Con lo que podría seguir funcionando la central es con un límite máximo de horas que estuviera justificado como generación de respaldo. Eso puede llegar a materializarse, pero no parece que se den las condiciones de seguridad de suministro y de viabilidad de costes.

--Los planes de reconversión minera de los últimos 30 años no han sido exitosos, ¿por qué esta vez puede salir bien?

--Hay que ser pacientes. Es muy importante asegurar el acompañamiento profesional de lo que hagamos para que las cosas maduren y se aprenda. El modelo tradicional de regar de millones no asegura que las cosas cuajen. Hace falta una gestión más técnica y menos política. En ello estamos y el Gobierno de Aragón, a través del IAF, está haciendo un esfuerzo muy grande para cuadrar esto. Pero lo digo con total modestia porque estamos ante un proceso complejo. Y eso aceptando que siempre hay un porcentaje de los proyectos que se inician que no funcionan.

--¿Ayuda a este proceso el movimiento de la España vaciada?

--Completamente. Estamos en un buen momento para tender puentes entre el medio rural y las ciudades. Tenemos que facilitar que se den las condiciones para que haya más interés en vivir en los pueblos y que no sea cosa de héroes. Hay ideas buenísimas, como la de los chicos de Apadrina un olivo de Oliete, en Teruel.

--¿Qué siente cuando desde el PP se le culpa de haber dado la puntilla al carbón?

--Me parece una hipocresía y una fake news, como decir que el presidente (Pedro Sánchez) tiene las manos manchadas de sangre. Hace falta ser muy cínico para decir eso cuando en el 2010 el presidente Zapatero logró una prórroga del cierre del carbón para facilitar la transición y desde el 1 de enero del 2012 nadie en el Gobierno de Rajoy hizo nada, más que dejarlo morir. Frenaron las ayudas mineras y no buscaron alternativas. Es una vergüenza que digan esto. El PP ha engañado a la gente deliberadamente en este asunto. Me llegaron a decir que llegaba tarde a visitar Andorra cuando ellos en siete años de Gobierno no fueron.

--El anterior ministro de Energía, Álvaro Nadal, aseguraba que vetaría el cierre de térmicas.

--Decía con absoluto cinismo que iba a prohibir cerrar térmicas o que incluso las expropiaría a sabiendas de que no podía porque no se da un problema de seguridad de suministro, no tiene sentido económico ni es lo mejor para el gasto público. Es mejor invertir en que las comarcas afectadas tengas otras alternativas.

--Uno de los colectivos peor parados son los trabajadores de las subcontratas, ¿cómo se garantizará su futuro?

--Hemos creado una bolsa de trabajo que les da acceso preferentes en todo el empleo que se genere en la restauración de minas y en el desmantalemiento de la térmica. No son empleos de por vida pero ayudan a suavizar la situación. Aunque no tenemos ninguna fuerza legal para exigirlo, hemos pedido a Endesa que encuentre una salida a este colectivo. Samca sí lo está haciendo y es además un socio natural de Endesa con el que debería aliarse.

--Endesa supedita su recolocación a que se le adjudiquen 1.000 megavatios de energías fotovoltaicas, ¿cómo lo ve?

--Me parece que nadie tiene preferencia a un valor económico como la capacidad de evacuación. Queremos meter esto en el convenio de transición justa porque no se trata de hacer una licitación para tener la mejor propuesta desde el punto de vista energético si no de dar una respuesta integral a la zona. Endesa no tiene porqué tener más derechos pero tampoco menos. Es absurdo pedir todo a Endesa: que funcione a pérdidas, recoloque a los de las subcontratas, pague el agua de los regantes... Y a la vez negarle derechos y además con insultos. Digo que es un fresco y no le doy la capacidad de evacuación. No tengo la menor intención de dar un trato de favor a Endesa, pero no se le puede negar todo. Hay que reducir la tensión emocional del asunto. La premisa de hay un malo malísimo y los demás somos víctimas es maniquea.

--¿Qué opina de las duras críticas de Javier Lambán a Endesa?

--Eso hay que preguntárselo al Gobierno de Aragón, si tiene algún problema o si se siente cómodo o no con Endesa

--¿Y usted lo está con la DGA?

--Para determinadas cosas sí y para otras me pregunto dónde estamos. Hay más elementos de interés común que nos unen. Soy partidaria de reducir el nivel de adrenalina porque ayuda a ser prácticos.

--¿Es suficiente el plan de acompañamiento de Endesa?

--Quien mejor conoce si lo es la gente de Aragón, pero me han llegado a decir yo con Endesa no hablo. Creo que la empresa tiene mejor voluntad de la que parece y de la que se quiere decir. Hay que escuchar y proponer. No solo decir me niego. Entre otras cosas, esperamos que Endesa ceda el ramal ferroviario de la térmica para su reutilización y explotación. Y en el tema de la concesión hidráulica del Guadalope tenemos todavía dos o tres años para resolverlo.

--La industria del automóvil, que es clave para Aragón, está inquieta por sus planes.

--Más que inquietud ha habido ruido innecesario. El plan del Gobierno más importante es acompañar a esta industria y a toda su cadena de valor en un proceso de modernización global que está teniendo lugar ya. Este sector representa el 11% del empleo y el 12% del PIB, por lo que no podemos permitir que se quede atrás. Del mismo modo que fue una torpeza mirar a otro lado en el tema del carbón, no nos podemos permitir hacer lo mismo con el automóvil.

--Se culpa al Gobierno de que los mensajes contra el diésel está dañando las ventas.

--Es un simpleza. Machacar una y otra vez una frase sacada de contexto, dicha en un pasillo del Congreso, solo para encontrar un culpable de que no me vaya como a mi me gusta es una estrategia un poco torpe, cuando además hay desde el primer día un compromiso del Gobierno de acompañar a esta industria. Estamos viviendo de gran agitación por el cambio y es lógico que el consumidor esté reflexionando.

--¿España cumplirá los objetivos de renovables en el 2020?

--El primer diagnóstico según llegamos es que va a ser dificilísimo porque se perdió demasiado tiempo. El PP sacó subastas a mansalva cuando vio que perdía el tren. Sobre el papel hay muchos megavatios, pero con muchas dificultades de que todo se materialice. Estamos como locos viendo cómo podemos ayudar. Hay que apurar al máximo de manera inteligente para llegar. Aragón tiene un futuro fantástico en renovables. Sí esperamos llegar a los objetivos del 2030, con un despegue más rápido y una explosión del autoconsumo con cambios muy interesantes tras la nueva regulación que aprobamos hace dos semanas. Y sacaremos nuevas subastas de renovables que permitan reducir los precios de la tarifa eléctrica.

--Algunos sectores del PP y Vox prometen resucitar el trasvase del Ebro, ¿cuál su posición?

--En esto no hay que hacer actos de fe pero sí cumplir con la norma y el sentido común. Tenemos que ir a un modelo sumamente eficiente. Eso no impide que en un determinado momento pueda plantearse un trasvase, pero tienen que ser necesidades extraordinarias. Se acabó eso de que sobra agua porque se tira al mar y el mantra del agua para todos. Llevamos 20 sentencias del Tribunal Supremo en 15 días por planes hidrológicos de cuenca, caudales ecológicos o tarifas. La gobernanza del agua está muy anticuada.

--¿Un Gobierno de la derecha frenaría la lucha contra el cambio climático?

--Creo que no. El actual Gobierno está en mejores condiciones de facilitar ese proceso de cambio porque tenemos una hoja de ruta diseñada aunque todavía quedan cosas por resolver como la fiscalidad energética, pero si hubiera un gobierno alternativo no habría un cambio de dirección. No se puede ir contra la historia, los intereses empresariales y las preocupaciones sociales. Puede que lo hagan peor y pierdan más tiempo, pero las grandes líneas no van a cambiar, aunque es cierto que Vox y algunos del PP dicen cosas muy raras.