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LA TRANSFORMACIÓN DE UN ICONO DE LA CAPITAL

Una final de la Copa del Rey dejaría «30 millones de euros» en Zaragoza

Una parte de la venta de entradas se reinvertiría en el campo, como en La Cartuja de Sevilla. Los nuevos estadios que apuestan por un cambio de imagen recuperan la inversión «en 1 o 2 años»

Una final de la Copa del Rey dejaría «30 millones de euros» en Zaragoza

Cuando el Ayuntamiento de Zaragoza habla de reformar La Romareda no se refiere únicamente a solventar las múltiples deficiencias que presenta el estadio. Ni siquiera se limita a superar las 45.000 localidades que la UEFA exige para albergar finales de competiciones europeas. La apuesta está más centrada en el modelo que muchos clubs, de Primera y Segunda en España, y del extranjero, están haciendo en busca de más ingresos adicionales a la propia actividad de un partido cada 15 días. Y ahí se encuadra obtener de forma inmediata, al finalizar las obras en el 2023, ese objetivo de albergar la final de la Copa del Rey del 2024, y si es posible también las del 2025 y el 2026 si se alcanza un acuerdo como el de La Cartuja en Sevilla este año y los próximos tres años. Porque un evento como este dejaría en Zaragoza «más de 30 millones de euros».

Así lo aseguraron a este diario ayer fuentes próximas al proyecto de la nueva Romareda, que aseguraron que estos serían ingresos «indirectos» para la ciudad, sobre todo para el sector servicios por cuestiones imprescindibles como es el alojamiento o las consumiciones en bares y restaurantes que dejan los miles de aficionados que una cita de estas características mueve. Los cálculos más optimistas elevan la cifra hasta los 40 millones o más, tal y como ha augurado la Junta de Andalucía este mismo mes, nada más adjudicarse las ediciones de la Copa del 2021 al 2023. Es el mismo contrato que quiere la capital aragonesa, y los beneficios económicos, muy similares.

Por cada euro, 29

El impacto que, de conseguir las tres ediciones que se pretenden, del 2024 al 2026, rondaría los 100 millones para la capital aragonesa, pero en lo referente a la remodelación del estadio del Real Zaragoza importa mucho más lo que es la repercusión directa. Un acuerdo como este significaría también que una parte de la venta de entradas en taquilla se reinvertiría en el propio campo de fútbol. Y en Sevilla el cálculo aproximado equivale a decir que por cada euro invertido se «recuperarán 29», aseguraban los responsables del estadio de La Cartuja.

Pero para ello hay que pensar en un estadio de cuatro o cinco estrellas, y no tanto por conseguir una capacidad que supera en mucho el número de abonados, sino por conseguir una revitalización del estadio que aporte nuevos espacios exteriores a los que poder acceder aunque no haya partido. En estas instalaciones se enmarcaría el restaurante temático que quiere abrir el Real Zaragoza, una oferta inédita en la ciudad.

Pero el apartado de la revitalización de la marca supone una apuesta de negocio que en otras entidades ya está dando buenos resultados. Una homogeneización de colores en el campo, por ejemplo, con butacas y publicidades en solo dos colores, el azul y el blanco en el caso de La Romareda, está demostrado que genera un mayor retorno a las empresas anunciantes, hasta cuadruplicar lo invertido en este macrosoporte a la vista de millones de espectadores con cada partido televisado. Y en ello se implican proyectos como los que ya han emprendido otros clubes, mucho más ambiciosos que el simple repintado monocolor que el Real Zaragoza ya hizo hace unos dos años.

En ello se enmarca un prolijo estudio de todos los detalles que implican la colocación de esponsors y un plan director centrado solo en ello que, a la vista de los resultados, permite a cualquier entidad, recuperar lo invertido «en uno o dos años», señalan los expertos del sector. En el peor de los casos, se ha recuperado en cuatro.

Lo interesante de esta estrategia, insertada en la remodelación, así como la búsqueda de un naming que aporte prestigio, proyección exterior y más anunciantes, es el efecto multiplicador de empresas interesadas. Eso reporta más dinero y recuperaría antes los 70 o 90 millones que pretende invertir Zaragoza.

Una rentabilidad de hasta el 600%

MolcaWorld es la empresa especializada en vestir estadios más importante de España. Con ella ha estado hablando, en varias ocasiones, el Real Zaragoza, guiada por sus éxitos inconstestables en el resto de España. Mestalla, el Ciutat de Valencia, el Sánchez Pizjuán, el Wanda Metropolitano, Son Moix, el Benito Villamarín, Cornellá-El Prat o El Sadar ya han pasado por sus manos. Y el nuevo Alcoraz, en Huesca, no solo confió en su experiencia en su paso por Primera División, sino que sigue haciéndolo ahora en Segunda. El máximo responsable de esta firma, Fran Carrasco, tiene claro que La Romareda acabará apostando por una estrategia que se ha convertido en tendencia en España.

Se trata de conseguir «un estadio vivo todos los días del año, no una vez cada 15 días», explicó a este diario. Carrasco accedió a explicar cómo funcionan estos proyectos de revitalización que ya tienen cifras contundentes. Una de ellas, que los esponsors que se anuncian consiguen «un retorno de entre el 300% y el 600% del dinero invertido en anunciarse» tras este tipo de proyectos. «Los clubes que lo han puesto en marcha han aumentado el número de abonados, el número de aficionados que acuden al estadio, un mejor rendimiento en lo deportivo y un incremento de los ingresos a través de los patrocinadores», argumentó.

Su estrategia se basa en «cuatro palancas»: «la revitalización de la marca del club, ver cómo está posicionado en el mercado y mejorarlo; la del estadio, impulsando nuevas zonas en uso como áreas VIP, hospitality y espacios exteriores accesibles sin que haya partido; la fan engagement, estrategias dirigidas a la afición reforzando el sentimiento de pertenencia; y la motivacional de la plantilla, con estrategias como mensajes en las zonas por las que pasan habitualmente los jugadores.

El Zaragoza pagará un canon anual de un millón de euros durante 75 años

El ayuntamiento y el Real Zaragoza firmaron en octubre del año pasado un convenio de colaboración para acometer la reforma de La Romareda por el que el club se comprometió a costear «íntegramente» el nuevo estadio, aunque no de entrada sino en un «pago diferido» a 75 años. Desde la entidad zaragocista calculan que tendrán que pagar un canon aproximado de un millón de euros al año si el proyecto sale adelante. Los números cuadran si se piensa que el coste del campo estará entre los 70 y los 90 millones. Además, es muy probable que vuelva el tributo por el uso del estadio, que no se abona desde el año 2000, cuando obtuvo una cesión a precario.

En el club entusiasma la posibilidad de que el equipo pudiese iniciar en el nuevo estadio la temporada 2023-24. De momento, no obstante, el Zaragoza está al margen de las negociaciones, a la espera de que se le permita formar parte del proyecto de alguna manera. Es decir, dar su opinión sobre la instalación de la que sería el principal usuario durante los próximos 75 años. Eso sería más tarde. Por ahora, no hay ni anteproyecto, falta el acuerdo con la DGA y el peliaguado asunto de la financiación: cuánto, cómo y quién paga.

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