Aragón quiere atraer empresas del sector farmacéutico, una actividad que históricamente ha tenido perfil bajo en este territorio pero que presenta un gran potencial de crecimiento y puede traer consigo importantes inversiones. Aunque se trata de una apuesta que viene de lejos, la crisis del coronavirus ha intensificado más si cabe el interés por tratar de posicionarse en esta industria floreciente y otros subsectores relacionados. Con este fin, el Ejecutivo autonómico prepara el lanzamiento de una línea de ayudas para incentivar la puesta en marcha de proyectos, tanto de las empresas ya presentes en el territorio como de otras que pudieran llegar.

La industria farmacéutica es un sector que en la comunidad apenas cuenta con media docena de instalaciones de cierto tamaño dedicadas, aunque todas ellas han tenido una importante progresión en los últimos años. Ahora bien, si se amplía el foco hacia el conjunto de actividades del mundo de la salud, conviven cerca de 650 empresas con una facturación global de alrededor de 1.700 millones de euros, lo que incluye firmas de biotecnología, productos sanitarios, equipamientos hospitalarios y prestadores de servicios.

En lo que se refiere a la fabricación de productos farmacéuticos, la comunidad solo cuenta con un ramillete de empresas dedicadas puramente a este fin, casi todas ellas muy desconocidas. Son pocas pero, eso sí, altamente productivas y con volúmenes de negocio relevantes. En concreto, existen 18 compañías de este tipo en la comunidad que dan empleo a un total de 1.492 trabajadores y suman una facturación global de 500,9 millones de euros, según los datos del 2016 (último año disponible) por el Instituto Nacional de Estadística (INE). En ese ejercicio, realizaron inversiones por valor de 15 millones de euros y el gasto en salarios ascendió a 60 millones de euros, lo que equivale a una retribución media ronda los 40.000 euros al año por empleado.

Un ejemplo del poderío que tiene este sector es que sus ventas duplicaron la suma del negocio de las empresas aragonesas del textil, la confección y calzado en ese ejercicio (238 millones) con la mitad de personas que estas (2.799 empleos). La parte negativa es que, a pesar de los grandes números que manejan, la mayoría de estas compañías tienen escasa capacidad de innovación en la comunidad porque centran su actividad en los procesos productivos.

LABORATORIOS ASENTADOS EN LA COMUNIDAD

Por volumen de negocio y trabajadores, el mayor laboratorio presente en la comunidad es la multinacional israelí Teva, líder mundial del mercado de medicamentos genéricos. Desembarcó en Aragón en el 2008 con la compra de Laboratorios Belmac, la filial zaragozana del grupo estadounidense Bentley Pharmaceuticals, y tiene su centro de producción en el polígono Malpica, donde ha vivido un crecimiento fulgurante en la última década hasta alcanzar una plantilla próxima a los 500 trabajadores. De estas instalaciones salen cada año billones de cápsulas y comprimidos de protectores gástricos o de un fármaco que reduce el colesterol, entre otros. Pero además de la unidad productiva, dispone de un centro logístico puntero, desde el que distribuye productos a toda Europa.

Otra de las empresas asentadas en nuestro territorio es Rolabo Outsourcing, ubicada también en Malpica y dedicada a la fabricación de principios activos para la industria farmacéutica. En los últimos años ha ejecutado un ambicioso plan de expansión, con implantación de una nueva línea de productos obtenidos con procesos biotecnológicos. La compañía, que forma parte del grupo Farmhispania (de capital suizo), puso en marcha la planta en el año 1995 y cuenta actualmente con más de 100 trabajadores.

En este grupo figura también Casen Recordati, una farmacéutica italiana ubicada en Utebo (ver reportaje adjunto), mientras que en el subsector del material sanitario destacan dos empresas de Huesca: Bieffe Medital (Baxter), que fabrica bolsas de suero intravenosas en Sabiñánigo; y Becton Dickinson (BD) en Fraga, que producen jeringas y agujas hipodérmicas estériles. En distribución farmacéutica, además, dos de los seis principales operadores españoles (Alliance Healthcare y Novaltia) tienen aquí su sede social.

SIN GRAN INDUSTRIA

En Aragón no hay asentado ninguno de los 150 laboratorios de primer nivel que hay en España, se asienta fundamentalmente en Cataluña y Madrid. Ahora bien, a la comunidad si llega una pequeña porción del gasto en investigación estos realizan fuera de sus empresas. En el 2017 fue la novena comunidad que más fondos captó, a gran distancia de las primeras, pero ocupó el primer puesto entre las regiones con una población intermedia (entre uno y dos millones de euros), según datos de Farmaindustria, la patronal que agrupa al sector. Fueron 6,1 millones de euros —2 millones más que diez años antes—, aunque esto solo supuso el 1,1% de los 542 millones invertidos extramuros por estas compañías.

Desde el clúster aragonés de la salud (Arahealth), constituido hace siete años y que reúne a 38 socios (30 de ellos de empresas), destacan las oportunidades de crecimiento e inversión que la industria sanitaria en su conjunto puede ofrecer para la comunidad. La crisis del coronavirus no ha hecho más intensificar esta tendencia. «Nos están dando mucha visibilidad y se ha observa en la política industrial que puede abrir importantes huecos», afirma Carlos Lapuerta, director gerente de esta agrupación empresasarial innovadora.

A su juicio, «es uno de los mejores sectores que hay en estos momentos para ejercer labor empresarial». Ahora bien, también subraya que existen «grandes barreras de entrada» por las exhaustivas exigencias en cuanto a regulación y certificación, que son «caras y largas de conseguir en el tiempo».

Con el fin de fortalecer este sector, el Gobierno de Aragón está sondeando el interés y las necesidades de las empresas para lanzar el próximo año una línea específica de ayudas a la I+D. El objetivo final de esta convocatoria es que estas subvenciones, unidas al potencial logístico del territorio, sirvan de acicate para convertir a Aragón en un hub farmacéutico.