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SESIÓN PLENARIA EN EL AYUNTAMIENTO DE ZARAGOZA

Azcón, dentro y fuera

El alcalde se evade del pleno para protestar por que Zaragoza, supone, va a recibir «cero euros» de ayuda. En el PSOE le reprochan las formas y le recuerdan que el asunto de la FEMP ni mucho menos está zanjado

Azcón, dentro y fuera

Ya casi al final se mordió la lengua pese a que Lola Ranera le citó dos veces para rematar la faena y sacar la casta del alcalde en el último tercio de la faena. Jorge Azcón no entró al trapo y procedió a dar paso a la votación. Desde enfrente le habían achacado la deriva autoritaria con las que a veces, dicen, dirige los plenos. Un hartazgo que llevó al PSOE a presentar una moción instando al primer edil a que se ciña a su función de moderador. Por ahí empezó a esfumarse el último pleno antes de las vacaciones. Tuvo aroma de verano, desde luego. Más de uno pareció tener el coche preparado con la sombrilla y todo el percal, ya que el asunto viene torero.

Antes, el bravo Azcón abandonó la plaza un rato para embestir al Gobierno central y amenazar con llevar el asunto de la FEMP a los tribunales si fuera menester. El tema es de almohadillas en el ruedo, tanto que al ayuntamiento le serviría para salvar este peliagudo año, diríase casi que media legislatura. «Es una bomba», según Azcón, que ve «intolerable» que la quinta ciudad de España vaya a recibir «cero euros» de los fondos para el rescate de las urbes españolas. Claro que el alcalde dio por concluido un asunto que no está cerrado. El lunes vuelve a haber Junta de Gobierno de la FEMP.

Por ahí ataca Azcón, al que Santisteve también le pidió «formas» y que ya vino avisando durante el pleno de que la última propuesta también se iba a devolver a corrales. La oferta del Gobierno, según el portavoz del PP en la Federación Española de Municipios y Provincias, es «un nuevo cheque» de Pedro Sánchez para conseguir votos a la propuesta de Hacienda sobre el uso de superávit de los ayuntamientos «que, de momento, solo cuenta con el visto bueno del PSOE».

No tanto. En el grupo municipal de Zaragoza, desde luego, no gusta tanto. Claro que entienden que lo de Azcón fue de cara al tendido de sol, para que vayan sonando los primeros abucheos. «Nuestro grupo está convencido de que llegará dinero. Lo que interesa es dar una imagen de unidad y compromiso», le terció la socialista Ros Cihuelo, que reprochó al alcalde que dé por seguro que el Gobierno central no vaya a dar «nada de esos acuerdos con la FEMP» y le pidió que no invoque "posibles debacles".

Por si no le quedaba claro, le preguntó si se había sacado «el máster en futurología» para adivinar que en el reparto le toca cero. No es lo que creen en su partido, desde luego. Buenas fuentes de la FEMP hablan de que estaba encarrilado que Zaragoza iba a recibir en torno a 20 millones de euros. Algo así debía de esperar, desde luego, Azcón, a quien cabrearon las palabras de Abel Caballero, alcalde socialista de Vigo y presidente de la FEMP, que recibió la noticia de los 5.000 millones adjudicados por Hacienda (que se unen a los 5.000 que salían del porcentaje de los remanentes municipales) como «la mayor concesión» a este organismo en la historia de la democracia. «Algunos no quieren que esto vaya bien», zanjó, mientras en Zaragoza Azcón se preocupaba más del ruido externo que del pleno y reunía a la prensa de urgencia en el arco de banderas para asegurar que peleará en la negociación «hasta el último momento», agarrado a que en la FEMP históricamente no se vota, se llega a acuerdos.

No lo ve para tanto el PSOE, que le recordó el pinchazo que se ha llevado con los microcréditos. «A 31 de julio, cuando se acaba el plazo inicial, son 500 solicitudes. Multiplicado por la media de lo que se puede pedir nos deja con un tercio», dijo Cihuelo. Quedarían así unos 7 millones sin cubrir de los 10 largos que salieron en esta concesión que firmaron casi todos en la Comisión por el Futuro de Zaragoza pero que hoy no gusta a casi nadie. Cuestión de las bases. Malas, dicen. El PSOE ya ha pedido, y repetido, que se complete -en último caso se sustituya- con ayudas directas a fondo perdido.

Pero Azcón insistió y habló de ciudades «de primera y de segunda». Por ahí se coló en el paseíllo ZeC para recordarle que eso es exactamente lo que le reprochan en su casa los barrios rurales. «Solo gobierna para el centro de la ciudad». Fue el último puyazo, o sea pullazo, antes de las vacaciones.

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