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REPORTAJE

Emoción sin mascarillas

Este lunes se reabrían las escuelas infantiles municipales_ y se ponían a prueba las medidas de seguridad con los más pequeños

Emoción sin mascarillas

Miedo, temor, desconcierto, incertidumbre son algunas de las palabras que resuenan cuando se habla de la vuelta a las aulas. Y por eso sorprende que, en algunos casos, la descripción de cómo se está desarrollando la apertura de las aulas después de seis meses sea la de «emocionante». Es el adjetivo utilizado por Lola Ruano, la directora de la escuela infantil municipal Villacampa que este lunes, después de medio año, volvió a ver a sus pequeños alumnos.

«Hacía mucho tiempo que no veíamos a las familias y teníamos muchas ganas», contaba este lunes después de acabar su jornada. Había dudas, confesaba, puesto a pesar de que «pensaba que lo tenía todo atado siempre hay cambios de última hora». Las doce escuelas municipales reabrieron ayer sus puertas para recibir a niños de hasta tres años. Estos centros tienen una capacidad total para 943 plazas, aunque este año la cifra será un 25% inferior, para garantizar que las ratios bajan.

En la escuela Villacampa hay 53 pequeños. Ruano solo tiene constancia de que haya habido una baja con respecto al año anterior por miedo al contagio, mientras que otras dos personas tampoco llevarán a sus pequeños al colegio porque les ha sido imposible cuadrar horarios. «El tema de la conciliación es lo que más ha costado, pero las familias han estado predispuestas. Muchas se ofrecían a cambiar de horarios para que los padres que lo tienen más complicado puedan venir a por sus hijos», decía Ruano. Este año los horarios se han unificado y serán de 8.30 a 16.30 horas, aunque se permitirán entradas hasta las 9.45 y salidas desde las 15.45. Esta primera semana, eso sí, saldrán antes, para facilitar que los alumnos se adapten a la vuelta.

Con niños tan pequeños no es obligatorio el uso de la mascarilla y mantener la distancia se hace complicado, pero en estos centros sí que han tomado otra serie de medidas para mejorar las condiciones de salubridad: «Hemos pedido a los padres que dejen en el colegio un par de zapatos, que serán los que siempre se pongan aquí. Los grupos, además, son estancos y tienen una profesora específica. Por lo que si hubiera positivos solo tendría que aislarse a un grupo». Aunque eso, aclara Ruano, será un «fastidio grande» para los padres y madres. El acceso al patio, además, se hace por turnos, y los padres no podrán acceder a las instalaciones, como hacían antes: «Es una pena, porque a algunos niños les cuesta despedirse de sus padres, pero es lo que hay», explicaba esta directora.

A pesar de todo, y de que los pequeños no entienden la situación, la directora de la escuela infantil Villacampa aseguraba que no había percibido miedo, ni en los padres ni en los pequeños: «Creía que se iban a asustar por vernos con mascarilla, pero ya están acostumbrados».

Hay ganas de comenzar el curso, pero también de que acabe y de que el año siguiente sea «normal». «Yo ya no lo veré, porque este es mi último año antes de jubilarme. Pero por mis compañeras lo espero», zanjaba. Hoy quedará un día menos.

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