Nace Aireamos.org, una plataforma que busca concienciar a los ciudadanos sobre la importancia de la ventilación de los espacios cerrados en esta lucha constante por evitar los contagios del coronavirus. Se trata de una asociación creada hace dos meses para medir los niveles de CO2 como indicador de riesgo de contagio, sin ánimo de lucro, y que está conformada por 12 grupos de trabajo en los que cada uno de ellos desempeña una función. Todos ellos están integrados por expertos y científicos españoles. Su única misión es sensibilizar sobre el contagio aéreo del covid-19 y la importancia de ventilar los espacios cerrados en los que se convive habitualmente.

La plataforma fue presentada de forma telemática por el coordinador de Mobility City de Fundación Ibercaja, Jaime Armengol y la cofundadora de COVIDWarriors (una de las asociaciones miembro), Patricia Ripoll. En el acto también estuvo presente el doctor en Ingeniería por el IMT y catedrático de Química y Ciencias Medioambientales en la Universidad de Colorado, José Luis Jiménez, quien es, además, uno de los científicos internacionales que defiende la transmisión del coronavirus por la vía aérea.

Jiménez señaló que la mayoría de contagios de esta enfermedad se producía de dos maneras. «Si estamos muy cerca hablando con alguien el contagio es por aerosoles, lo de las gotas es un error histórico, o si compartimos el aire de una misma habitación». Y, por otro lado, existía una tercera forma de contagio, mediante las superficies, aunque Jiménez consideró que no era relevante porque según sus estudios y los de otros compañeros, tan solo entre un 0 y un 15% de los contagios se había producido por este medio.

«Necesitamos ventilar para quitar el virus del aire, pero abrir las ventanas en invierno es difícil, así que medir el CO2 es uno de los trucos», reflexionó este catedrático de la Universidad de Colorado. Por esta razón, expuso los precios de los medidores comerciales de este gas, que oscilan entre los 90 y los 200 euros. «A medio plazo tenemos que ponernos las pilas y ventilar, y una cosa muy útil sería poner como un reloj en las salas que compartimos que mida el CO2», apostilló Jiménez.

Funciones diferentes

Aunque el objetivo de esta nueva plataforma sea remar en una misma dirección para conseguir instalar definitivamente las mediciones de dióxido de carbono y concienciar a la sociedad de la importancia de la transmisión aérea, los grupos de trabajo que forman Aireamos desempeñan funciones diferentes. COVIDWarriors es una asociación sin ánimo de lucro formada por voluntarios y movida por «sensibilizar a la sociedad y airear las aulas de los centros educativos», aseguró Ripoll.

Por otro lado, el fundador de la organización, Andreu Veà, informó de que el objetivo de COVIDWarriors era el de reducir el coste unitario de los medidores de CO2. «El mejor de los prototipos vamos a intentar copiarlo 70.000 veces y para ello buscamos 1,5 millones de euros de subvención para llevarlos a cuantas más aulas posibles».

Otro de los integrantes es el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAea), que pertenece al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que elabora guías de recomendaciones para la reducción del riesgo de contagio por aire, evaluan dispositivos de medida de CO2 comerciales y participan en talleres y charlas de divulgación, así como llevan a cabo tareas de asesoramiento. De hecho, la guía de este grupo que busca controlar el CO2 en las aulas educativas, ya ha sido fomentado en Valencia, según explicó ayer la concejal de Participación Ciudadana en el consistorio valenciano, Elisa Valía.

El Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona (ICMAB), encargado de realizar estudios simúltaneos de medidas humedad, CO2 y temperatura para la calibración de los equipos de medición de CO2. O también Mesura, una asociación de técnicos cuya tarea es la de colaborar en la verificación de soluciones propuestas. Otro de los protagonistas es CRIPTOurbanIA, que se dedica al despliegue de pilotos en zonas urbanas, como es el caso de Valladolid, donde se ha desarrollado una aplicación.

La Universidad de Castilla La Mancha (UCLM) compara los diferentes dispositivos medidores de bajo coste, mientras que el Laboratorio de Investigación en Fluidodinámica y Tecnologías de la Combustión (LIFTEC), en el que participa la Universidad de Zaragoza, se dedica a emprender proyectos piloto en la comunidad, como los estrenados en la capital aragonesa del bus urbano o el tranvía. En este sentido, la concejala de Servicios Públicos del consistorio zaragozano, Natalia Chueca, aseguró ayer que en Zaragoza se había contado con «asesoramiento científico desde el comienzo de la pandemia» y que una de sus obsesiones había sido siempre «el transporte público».