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LOS TESTIMONIOS

Tres residentes relatan su experiencia: "En Madrid el panorama era dantesco"

Por la pandemia se ofrecen contratos a los MIR nada más acabar su formación

Tres residentes relatan su experiencia: "En Madrid el panorama era dantesco"

La presión que sufren los hospitales por la pandemia del covid ha desvelado las necesidades y los fallos del sistema sanitario español en general y aragonés en particular. Ahora, para afrontar la demanda de sanitarios en algunas áreas, los médicos residentes se están encontrando con contratos de trabajo nada más terminar su formación. Tres de estos jóvenes relatan su experiencia a este periódico.

DR. GARCÍA SOLA. RADIOLOGÍA.

«En Madrid en marzo el panorama era dantesco»

Cuando el coronavirus empezaba a causar verdaderos estragos en Madrid, el aragonés Ignacio García Sola estaba haciendo prácticas en el hospital 12 de Octubre. Era la primera semana de marzo y resume el panorama que le tocó vivir como «dantesco», cuenta. «Fue increíble. Los hospitales estaban saturados, muchas zonas cerradas y a las que no podías acceder porque todo estaba restringido. Creo que aquello nunca lo tuvimos en Aragón en la primera ola», cuenta. García tuvo que regresar a Zaragoza porque la pandemia truncó su rotación y el jefe de Urgencias del Servet le ofreció terminar su residencia en el área de Radiodiagnóstico. «Era una gran oportunidad porque, además, la radiografía de urgencias es lo que me gusta. Terminé el MIR y pude quedarme», cuenta.

Tras meses «difíciles y de mucha carga de trabajo», el doctor insiste en que «se ven casos graves, también en gente joven» y lamenta que socialmente haya sectores que no han aprendido. «Probablemente hayamos aprendido sobre la enfermedad, pero a nivel social me da la sensación de que siempre acabamos tropezando con la misma piedra», dice. «Los mismos errores de siempre, que desembocan en una ola tras otra», insiste.

García, que cuando inició el MIR no pensaba que tendría la oportunidad de quedarse en radiografía de urgencias. «Sabía que sería difícil, así que profesionalmente la pandemia me ha abierto esa puerta», explica. Su riesgo «es menor», dice, respecto a otros compañero porque no tiene un contacto directo con el enfermo de covid. «La situación es igual de complicada mentalmente porque ves pacientes muy graves», dice.

Ignacio García, como todos, tiene «muchas ganas» de que todo termine para «recuperar la vida de siempre, no la nueva normalidad», señala. Pero insiste en su mensaje: «Esto no ha acabado y ahora más que nunca, especialmente los jóvenes, deben tomar nota por ellos, pero sobre todo por los demás. Por mucho que se empiece a vacunar, no podemos bajar la guardia», concluye.

JOSÉ MIGUEL GARCÍA BRUÑÉN. MEDICINA INTERNA.

«No hemos asimilado nada porque no hemos parado»

La vida de José Miguel García Bruñén no ha parado «ni un segundo» desde el covid estalló en Aragón. Sin apenas transición de residente a médico adjunto, este doctor de Medicina Interna del Servet aún no ha tenido tiempo para valorar el salto a la vida laboral. «Creo que no hemos asimilado nada todavía porque no nos hemos detenido. Desde el primer día como residentes hemos hecho refuerzos y guardias, hemos estado trabajando al 120%, pero es que ahora como adjuntos es igual. Cuando ha bajado la incidencia de covid ha subido la de Medicina Interna, así que mentalmente te puedes imaginar la carga», confiesa.

El joven, que también visita y controla a pacientes con secuelas del covid, se muestra «encantado» con su trabajo, pero también le toca vivir la parte más negativa de la enfermedad. «Hay situaciones que se complican cuando no se deberían complicar», confiesa.

«Emocionalmente eso es duro. En aquellos primeros meses nos aplaudían y no lo entendí, porque yo hacía mi trabajo, pero ahora todo es más complicado porque además se junta cierta irresponsabilidad por parte de algunos que nos ha llevado a donde estamos», cuenta resignado en relación a las reuniones de Navidad. «Todo el mundo queremos evadirnos y recuperar la vida de antes, pero como sanitario estamos viendo lo que pasa y lo que se sufre. Hay actitudes que no entiendo», asegura.

CARLOS ORELLANA. NEUMOLOGÍA.

«Es duro pasar de un tutor a tener toda la responsabilidad»

Carlos Orellana terminaba su residencia en mayo y a partir de ese momento se abría una situación de «incertidumbre» sobre su futuro. Llegó al Servet en el 2016 desde Honduras para realizar su residencia y en el 2018, dentro del MIR, estuvo haciendo una rotación en el hospital 12 de Octubre del Madrid.

Este neumólogo nunca se imaginó que la técnica que aprendió en la capital sobre la ventilación no invasiva y el sistema de alto flujo en el pacientes iban a ser vitales con el estallido de pandemia. «Me he sentido muy realizado en ese aspecto y contento, porque pude aplicar en el Servet los conocimientos aprendidos», cuenta Orellana. Ya con un contrato formal, este médico reconoce la «carga importante» de trabajo que tienen y, en su caso, la situación se complica porque atiende las unidades de pacientes semicríticos. «Esta es una experiencia que no voy a olvidar ni en el plano personal ni el profesional. Como residente llegaba a casa y me ponía a estudiar sobre el covid para poder aplicarlo, pero ahora como adjunto también lo hago», confiesa.

«Es duro pasar de un plano a otro porque en la formación tienes un tutor, un guía que te ayuda, pero ahora tengo toda la responsabilidad», explica Orellana. «Esta enfermedad es nueva, he visto de todo y todos tenemos miedo al contagio. La carga física, emocional y el estrés están ahí. Nadie está preparado para afrontar esto», señala.

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