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LOS SECTORES CLAVE

El comienzo de una nueva era para los restaurantes

«Ahora, en lugar del menú del día, muchos clientes empiezan a recurrir más a la carta que antes de la pandemia», dice Roberto Pac, de El Capricho de Gratal

El comienzo de una nueva era para los restaurantesÁNGEL DE CASTRO

El final del encierro doméstico, local, provincial y autonómico juega a favor de la hostelería, pues según las distintas agrupaciones de restauradores aragoneses, la imposibilidad de salir dentro de la propia ciudad ha generado, en algunas familias y hogares, un incremento del dinero ahorrado que ahora buscará salida en diversiones aparcadas durante el largo confinamiento.

«No se puede generalizar, no todo el mundo ha logrado guardar dinero, pero sí es cierto que se nota que determinados clientes recurren más a la carta ahora que antes, en lugar de inclinarse por el menú diario, que era lo habitual», reconoce Roberto Pac, que regenta el restaurante Capricho de Gratal en Lierta, cerca de Huesca.

Con todo, el restaurador oscense, que fue responsable de Horeca en la provincia, señala que la vuelta a la normalidad será lenta y se avanzará «poco a poco». «El miedo a salir y a estar en espacios cerrados sigue afectando a numerosas personas, de manera que es posible que no veamos un cambio de comportamiento general hasta el final del verano», apunta Pac.

Un gremio a la expectativa

El gremio de la hostelería en general, restaurante y bares, están por ello a la expectativa. El recién comenzado mes de mayo suele ser bueno para los negocios de restauración debido, en gran medida, a la celebración de comuniones. Y parece que este año, pese al coronavirus, la antigua tradición católica sigue adelante, explica Roberto Pac.

Por otro lado, el hostelero oscense ha notado que, si bien la clientela potencial se comporta con precaución, se percibe en el ambiente «muchas ganas de salir».

De hecho, desde que se levantó el confinamiento entre provincias el pasado mes de abril, se ha disparado la afluencia de visitantes a lugares turísticos, en particular en el Pirineo y en las sierras de Teruel, pero también en las localidades más pintorescas de Zaragoza, como Anento, Trasmoz y Sos del Rey Católico.

El turista zaragozano, que habitualmente supone entre el 10% y el 15% de la clientela de un restaurante de Jaca, explica su responsable, llegó a ser el pasado puente de San Jorge y en Semana Santa el 95% del total. «Se desplazó a la montaña mucha gente que normalmente va a la playa», señala. De ahí que, una vez que se pueda circular libremente entre autonomías, serán los residentes de otras partes del país, en particular en Euskadi, Navarra, Madrid y la Comunidad Valenciana, quienes sustituyan a los zaragozanos que regresarán sin duda a la costa Dorada y a otras partes del litoral mediterráneo. Un escenario habitual pero que nadie sabe cuándo se podrá realizar. 

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