El regreso del consejero de Hacienda del Gobierno de Aragón, Carlos Pérez Anadón, al pleno de las Cortes en plena forma después de más de un mes apartado del hemiciclo por cuestiones médicas, coincidió ayer con la noticia del alta hospitalaria del presidente aragonés, Javier Lambán y del vicepresidente, Arturo Aliaga, que seguirán todavía durante unos días recuperándose en casa.

Una casualidad que hay quienes la interpretan como el principio del final de la particular carrera con curvas que han venido afrontando los pesos pesados del Ejecutivo cuatripartito en los últimos meses. Y por suerte, una carrera aderezada con buenas dosis de humor.

Este jueves le tocó a Pérez Anadón reivindicarse y recibir los aplausos, después de que en el último pleno le tocara a Lambán ser aplaudido en su despedida antes de llegar al hospital. Aprovechando el símil automovilístico, el titular de Hacienda agradeció los mensajes de apoyo expresados por distintos portavoces parlamentarios viajando hasta La Habana. «Me parezco mucho más a aquellos viejos coches cubanos, que por el chasis aún pueden parecer algo, pero por las reparaciones que llevan en las bielas y en los motores, es mejor no presumir», respondía a quienes desde la tribuna habían destacado su fortaleza en este regreso.

La vuelta de Lambán y de Aliaga al circuito parlamentario todavía no tiene fecha. Parece, en todo caso, que el vicepresidente recuperará antes que el líder del Ejecutivo la actividad presencial. Y será entonces cuando asuma la Presidencia en funciones, que por ahora, sigue ejerciendo la consejera de Presidencia, Mayte Pérez, desde que Lambán fuera ingresado el pasado 24 de mayo para ser operado del cáncer de colon que padece.

Cuando Aliaga vuelva a la actividad pública --porque la telemática la mantiene ya desde el pasado 18 de mayo, incluso desde el hospital-- ejercerá de presidente hasta que el socialista regrese.

Erika Sanz, «diputada del pueblo», reza su Twitter, ex de Podemos, asistió este jueves a su primer pleno desde que anunció su renuncia. Mantiene su acta hasta final de mes y continúa en el grupo parlamentario de la formación morada a pesar de haberse alejado de sus políticas y haber criticado su «domesticación» en una entrevista en EL PERIÓDICO.

Pero empieza a irse, porque ya no tomará la palabra en más sesiones. El grupo le ha retirado las portavocías de las comisiones de Educación, Economía y en la ponencia de la Cámara de Cuentas, como ella mismo explicó, y ayer rompió la disciplina en una propuesta que votó con IU. Mientras unos vuelven, otros empiezan a irse.