Melina Jajamovich, una coach, medio porteña y medio maña, publica Reflexiones de un año trabajando en pantuflas con la diseñadora María Romero. Una compilación de haikus laborales de gran carga energética. El libro es gratis pero tiene toque solidario.

Este libro surge de lo que iba escribiendo en la red LinkedIn, ¿por qué no lo hizo en Twitter, por ejemplo, que parece más normal?

Es que en principio eran reflexiones laborales, pero luego se fueron mezclando las vitales, porque es difícil separar. Entrando en confianza, fui incorporando digamos mi cara A y mi cara B. Yo trabajo (como coach) el tema de la agilidad, y para ella el primera valor es adaptarse a los cambios y a las personas, siendo creativo, con conversaciones… y al tratar de esto era imposible no referirse a ese lado B, que curiosamente fue lo que más repercusión tenía. Creo que en este año tan complicado, la gente necesitaba que se le hablara de tú a tú. La pandemia es un infierno, pero no queda otra que adaptarse. Todos hemos pasado por fases de no entender, frustrarse, enojarse y luego buscar el lado bueno, es un proceso natural.

Trata en estas reflexiones del teletrabajo, ¿ve mucha gente decepcionada con él?

Acá en Argentina tenemos la cuarentena más larga del mundo, y desde el principio yo empecé a dar talleres y charlas en remoto. Y un participante dijo en una de las primeras, “esto no es teletrabajar, es una mentira, es una cuarentena”. Y es verdad: para teletrabajar se requieren unas condiciones, tener una oficina en casa, y en las conexiones veías gente conectada desde la cocina, con los niños –en Argentina no hubo cole en todo el año-… la casa entera se convierte en una oficina en la que no eliges los compañeros de trabajo. Ha sido una locura, un mundo zombi, con reuniones todo el día. 

Uno de los problemas que se da, también en España, es lo que llamo las horas culo-silla, cumplir el horario, pero estar siempre corriendo y ocupado, que es lo que está bien visto. Siempre sentado ante la pantalla, aunque estés mirando el Facebook. Y ante esto, nadie sabe cómo cumplir el teletrabajo. Se necesita confiar en que la gente haga su trabajo desde casa, igual sin estar 10 horas ante la pantalla, cambiando los indicadores.

¿Qué experiencia destacaría de esta pandemia?

Creo que lo que más abrazo de esta temporada es la capacidad de confiar en mí misma y poder seguir creando, sin exigencias. Cada uno tiene que encontrar dónde vibra y dónde puede aportar más. Por ejemplo, para mí escribir era entre un hobby y un vicio, pero es bueno sentir que puede aportar a alguien más. Si yo estoy feliz, mi equipo de trabajo y mi organización también lo estarán. En este sentido la pandemia ha servido para salir de las etiquetas, porque en la mayoría de las organizaciones ha habido que hacer cosas que no se hacían, y el que está más atado a un puesto cerrado lo pasó mal. En Argentina tenemos un doctorado en esto, porque la estabilidad no existe, pero allá en Zaragoza sé que habrá sido dura la inestabilidad. Y eso ha sido un buen ejercicio para lo que viene, porque va a haber una epidemia de estrés por la incertidumbre en los próximos años, no tenemos ni idea de lo que se viene.

Ya que nombra Zaragoza, dice que se considera medio de aquí tras vivir 12 años, ¿qué es lo que más echa de menos?

Todo, no sabe la ilusión que me hace charrar con alguien de allí. Zaragoza es mi casa, y cuando me vine a Argentina la condición fue volver, cosa que hago cada vez que tengo vacaciones. De hecho, cuando estalló la pandemia yo acababa de volver, y recuerdo cómo nos reíamos mi queridísimo y yo de los orientales que llevaban todos el barbijo (mascarilla) en el aeropuerto. 

Ahora mismo me daría una vuelta por la ribera, me comería un pincho de tortilla en el Café Levante, una berenjena en el Broquel, llamaría a los amigos para tomar unas tapas y luego caminaría, que es lo que más me gusta en Zaragoza. Te juro que cada vez que llego a Delicias y me da el cierzo se me viene el acento maño. Acento igual no, siempre lo he tenido argentino, pero sí me cambia la tonada (lo demuestra con entonación aragonesa).

Está a punto de dar a luz, ¿la traerá?

En cuanto pueda, pero habrá que esperar unos meses. El niño, el mayor, siempre pregunta cuándo vamos para allá. 

Desde el primer día el libro fue un éxito de descargas, ¿cómo lo está viviendo, y por qué decidió hacerlo gratuito?

Yo ya había escrito un libro anterior, y cuando le planté este al editor no lo veía. Mi queridísimo me dio la idea del copyleft y de la donación (se puede donar a un proyecto educativo en Argentina) y buscamos alguna oenegé dedicada a la educación rural, que aquí es lo más duro. Cambió toda la idea del libro, y el resultado a mí me vuela la cabeza. No hace ni dos semanas que salió y ya van 1.080 descargas. Y en cuanto a las donaciones, solo en la primera semana los de la oenegé me decían que ya habían sacado para financiar la educación de dos chicos todo un año, algo que tardan meses en recaudar. Ese será el primer viaje que haré, a conocer su proyecto. 

Vivimos en un mundo que puede ser muy hostil o muy solidario. Con la pandemia nos volvimos muy solidarios, como en todas las crisis, pero luego se nos olvida. Y siento que con estos haikus laborales, que se pueden leer aleatoriamente, he aportado para prolongar este espíritu, y al hacerlo en copyleft el mensaje llega mucho más que si hubiera sido en un formato tradicional.