Pequeño se quedó este sábado el pueblo para la cantidad de coches y personalidades que inundaron por la tarde Villafeliche, en Zaragoza. El motivo de tanta expectación fue la visita de Fernando Simón, que había sido invitado por el alcalde de la localidad, Agustín Caro, para entregarle al director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias la Medalla de Oro del municipio y el Premio Trevillano.

La llegada del doctor Simón supuso un despliegue de medios pocas veces visto antes, aunque en este pueblo están «acostumbrados», decía una vecina, a las «sorpresas» de su alcalde, que suele elegir a personas muy mediáticas para entregarles el premio. El epidemiólogo, que llegó al pueblo ya el viernes acompañado por su familia, entró en la plaza mayor de Villafeliche cuando pasaban las 18.00 horas. Iba acompañado de su compañera y amiga, y consejera de Sanidad del Gobierno de Aragón, Sira Repollés. Y a pesar de la polémica (impulsada por PP y Vox) que ha causado este nombramiento, en cuanto el epidemiólogo ha puesto un pie en el lugar ha recibido un aplauso por parte de todos los presentes.

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Villafeliche distingue la labor del epidemiólogo Fernando Simón. ÁNGEL DE CASTRO

Después saludó al resto de autoridades, entre los cuales estaban, además del alcalde y la responsable de Sanidad de la DGA, el presidente de las Cortes, Javier Sada, la delegada del Gobierno en Aragón, Rosa Serrano, y el presidente de la DPZ, Juan Antonio Sánchez Quero. Tras responder a las preguntas de la prensa Simón entró en el templo, en el que se le hizo entrega de los premios.

Y la imagen no dejó de ser, cuando menos, curiosa. Fernando Simón, acompañado por el resto de autoridades, se sentó ante el altar mayor de la iglesia, escoltado por dos banderas, y detrás de la banda municipal de Ateca, que tocó varios temas en el transcurso del evento, entre otros, un pasodoble. Luis García Berlanga no se podría haber imaginado un escenario mejor.

Mientras, fuera, los vecinos de Villafeliche que no entraron a la iglesia (el aforo estaba restringido y solo se podía entrar con invitación) estuvieron esperando cerveza en mano. Los jóvenes contaban que Simón se pasó el viernes a saludar por todas las mesas que cenaban en el bar y que se mostró muy campechano. «Es muy majo y su familia también», dijo.

«A mí me parece bien que le hayan premiado a él. En este pueblo todo el mundo es bienvenido, sea polémico o no. Eso sí, podrían haber venido tantas autoridades también cuando Filomena, que estuvimos aislados y no vino nadie. Pero ese es otro asunto», sentenciaba otro vecino del pueblo, de nombre José Ángel. Ahí queda.