Sergio Murillo vive en Pamplona y es arquitecto. Con solo 16 años, siendo un adolescente, estaba en el cámping Las Nieves el fatídico día del suceso y su vida cambió radicalmente. «Me quedé solo», dice sin poder ocultar su tristeza. Perdió a sus padres y a sus dos hermanos, un golpe que, andando los años y gracias a su actitud positiva, ha ido superando. 

¿Cuál es su estado de ánimo 25 años después de la riada de Biescas?

Transcurrido todo este tiempo, un cuarto de siglo, voy cerrando heridas. Pero, más que cerrar heridas, lo que ocurre es que la vida sigue y yo ya he rehecho la mía. Tengo mi trabajo, mi mujer, mis hijos… Estoy centrado en la crianza de mis tres churumbeles de 5, 7 y 9 años.

Cada año debe de ser un mazazo emocional para usted.

Cuando llegan los aniversarios, como ahora, que es una fecha muy señalada, lo cierto es que me pongo un poco triste esos días porque te acuerdas de lo que pasó y los recuerdos no son bonitos. Pero la vida ha seguido adelante y no me ha ido mal. El resumen, por decirlo así, es favorable.

¿Hay algún recuerdo de aquel día que vuelva a su mente de forma recurrente?

Siempre lo cuento. Yo recuerdo lo que pasó perfectamente. El trauma de las imágenes de la ola de agua arrastrándonos y lo que llovía y todo eso… no se me va a olvidar nunca. Pero luego hay otros aspectos que se me han olvidado y confundo algunas fechas, por ejemplo de mi estancia en el hospital. Pero lo del día en cuestión no se me borra. Lo que es la riada no se me olvida.

¿Cómo fue que estaban usted y su familia en Biescas?

Estábamos en una tienda de campaña de tipo canadiense, que creo que ni existen. Y lo que hacíamos era ir con el coche de camping en camping. Estábamos tres días en uno, veíamos la zona, hacíamos alguna excursión y luego íbamos a otro, con la idea de ir conociendo los sitios por los que pasábamos. Unos días antes habíamos estado en Jaca y entonces ya estábamos entrando en el Pirineo y era nuestra primera noche en el camping Las Nieves. Ese día hicimos una excursión por la zona y después de comer volvimos para descansar. Y así fue como nos pilló la lluvia. Nos quedamos en la tienda, empezó a llover más, cayó una tormenta… y se desencadenó todo.

¿Ha vuelto a ir al valle de Tena, a ese lugar concreto donde se produjo el desastre?

Estuve al año siguiente por verlo in situ… Porque al final los recuerdos, debido al trauma, se distorsionan y quería percibir un poco la escala del sitio, ver cómo era y los restos que habían quedado. Fui con mi abogada y algunos familiares. Luego volví a ir unos años más tarde con la que hoy es mi mujer y luego he vuelto con motivo de algún acto que se ha celebrado. Para el 20 aniversario hicieron un homenaje organizado por el ayuntamiento. Eso en lo que se refiere a la tragedia, como víctima. Pero luego, como turista, he vuelto a ir muchas veces, por ese valle y por otros muchos del Pirineo. Me gustaba acampar y me sigue gustando y seguimos yendo de acampada. En Biescas mismo no he acampado pero en cámpings cercanos, sí.

Desde el punto de vista judicial, ¿se ha cerrado su caso concreto por completo?

Nosotros, desde enero o febrero del 97, menos de seis meses después de la tragedia, ya estábamos presentando documentos y denuncias. Y desde ese momento, hasta diez años después, estuvimos con pleitos, pues yo en ningún momento, por decirlo así, me retiré o me cansé. Luego un órgano judicial, ya no recuerdo cuál era, nos dio una sentencia favorable y con eso terminó nuestro proceso judicial. Sé que hubo gente que en esos diez años se cansó y se retiró, pero luego, al salir una sentencia favorable, volvieron a reclamar como víctimas y el asunto se prolongó. Lo que no sé es cuánto tiempo más duró, no sé si tres o cuatro años más. Pero judicialmente pienso que ya está todo finiquitado. Por la información que tengo no me suena que quede nada coleando, pero, de todas formas, ya son años también los que transcurrieron entre el día del suceso y la decisión final de los tribunales.

¿Qué piensa de la ubicación del camping Las Nieves? ¿Cree que nunca se debió haber permitido su apertura en el desagüe de un torrente de montaña?

Efectivamente, nunca se debió permitir su apertura en ese lugar. Por sentido común un camping nunca puede estar en el cauce de un barranco ni de un río ni zona inundable. Legalmente eso lo teníamos muy claro desde el principio. De hecho, había un informe de un técnico que denegaba la autorización argumentando que era un río y que había un riesgo para las personas. Y yo eso, con 16 o 17 años, ya lo entendía, pensaba que no podía ser así. Y ahora, que ya tengo algunos años más y he estudiado Arquitectura y ejerzo de arquitecto y conozco mucho más el mundo legal que atañe a las construcciones, me doy mucha más cuenta todavía. Porque tú puedes tener un informe negativo, pero si tienes uno positivo que te respalde puedes rebatir y discutir quién tiene razón. Pero es que en este caso, en todo el proceso no encontramos más que un solo informe de un técnico y era negativo. No había ninguna opción, no había nadie que lo contradijera, nadie había hecho un informe serio al margen de ese técnico. Pero lo que se hizo fue ignorarlo, hacerlo por otra vía y ya está.

¿Cree que se ha investigado lo suficiente la responsabilidad de la Administración?

Eso siempre lo comento cuando me preguntan por el juicio y por la sentencia y si estoy conforme. La que se emitió condenó a la Confederación Hidrográfica del Ebro y al Gobierno de Aragón, pero lo cierto es que ninguna de las personas que cometieron los fallos o los urdieron ha sido penalizada. De hecho alguna de ellas ostenta en la actualidad buenos cargos. Y entonces, al verlo, te dices, vaya… Todo no se puede tener.