"Las pérdidas son millonarias y estamos luchando para no ahogarnos"

Imanol Sánchez, torero zaragozano

El torero aragonés Imanol Sánchez volvió a los ruedos el pasado 14 de agosto en Tudela después de dos años alejado del albero. Allí salió por la puerta grande tras cortar cuatro orejas. Al entrar a matar a su primer toro sufrió una aparatosa caída. «Me cogió muy feo cuando entré a matar al tercer toro de la tarde, menos mal que la Virgen del Pilar me echó un capote y solo quedó en un susto».

Sus inicios en el mundo taurino se remontan a su infancia en Pedrola, cuando con 10/12 años ya salía a las vacas: «Cogía la bici y me escapaba a Boquiñeni, Cabañas o Figueruelas a las vacas de la mañana, en algunas ocasiones con otra ropa en la mochila por si tenía algún percance y me tenía que cambiar. Te puedes imaginar a mi madre cuando volvía a casa», comenta entre risas. En 2003, ingresó en la escuela taurina de Tudela, donde le enseñaron a «coger los trastos» y le inculcaron los valores de «respeto» y «sacrificio». Imanol completó 48 novilladas sin picadores; debutó con picadores en Sangüesa (Navarra) y tomó la alternativa de la mano del maestro Javier Castaño el 9 de septiembre de 2013 en Calatayud.

Desde entonces, recuerda momentos muy bonitos como el que vivió en la plaza de toros de Huesca: «El público empezó a corear mi nombre y tuve que parar en medio de la faena porque no paraba de llorar». Entre sus referentes, se encuentran Raúl Gracia «El Tato» y Jesús Millán, porque «van en consonancia» con su «forma de entender el toreo». Imanol lamenta lo difícil que es hacerse un hueco en el cartel de las feria del Pilar de Zaragoza y echa de menos que se apueste por los toreros de la tierra a diferencia de otras comunidades. Solo ha toreado dos veces en La Misericordia, en 2015 y 2018, pero ha logrado cortar dos orejas en sus dos participaciones.

Imanol también se encarga de la gestión de festejos populares en Torosocial. Así, ya han organizado jornadas en Alfamén, Escatrón o Mallén. «Estamos luchando para no ahogarnos, las pérdidas son millonarias», lamenta el aragonés a la vez que agradece a las administraciones locales su apoyo para la «reactivación del sector taurino en Aragón».

«Cuando toreas poco, cada vez que saltas al ruedo es una final porque tratas de no defraudar toda la gente que te quiere y te apoya. Al final, ser torero es un privilegio de dioses». 

"Estamos muy agradecidos a los ayuntamientos, a ver si se lanzan más"

David Diago, recortador de anillas de Fuendejalón

David Diago, de Fuendejalón, se proclamó subcampeón del concurso nacional de recortadores de anillas en 2019 junto con su compañero Chus Zaldívar, de Gallur. Este año «la liga se ha reanudado», pero si no se completa un mínimo de 20 sesiones, al menos 5 de ellos en categoría primera o superior, los premios quedarán desiertos. De momento, se han completado 12, en pueblos como El Burgo de Ebro, Sarrión, Pinseque o Mediana.

David define como «muy dura» la vuelta a los ruedos tras el confinamiento: «Después de tanto tiempo parado, se pierde el sitio y la forma física. El sitio donde más entrenamos es en una plaza de toros, probando las vacas de las ganaderías».

Atrás quedan sus inicios como recortador allá por el año 2007. Desde entonces, este número de festejos se ha visto reducido por la amplia variedad que hay con los emboladores, roscaderos o cortes de toros. «De familia no me viene. Son curiosidades de jóvenes, ¿no? Me llenaba mucho y buscaba algo diferente a lo común», señala David, que además también se encarga de gestionar este tipo de espectáculos. «Estamos muy agradecidos a los ayuntamientos. Es importante que sirva para que otros se lancen». 

David Diago, en Ejea de los Caballeros antes de la pandemia. Jorge Vicioso Guiu