La Base Aérea de Zaragoza celebra cien años de existencia

La Base Aérea de Zaragoza ha celebrado cien años de existencia en un acto que estuvo presidido por Javier Salto Martinez-Avial, jefe del Estado Mayor del Aire y con la asistencia de la delegada del Gobierno en Aragón, Rosa Serrano. En realidad fue un año y medio antes, el 18 de marzo de 2020 cuando se cumplió el siglo exacto de la publicación del real decreto que disponía la creación de las cuatro primeras bases aéreas: Zaragoza, Tablada, Getafe y León. A esto se añadió en las mismas fechas la construcción de la torre de mando o señales de Cuatro Vientos, en Madrid. Pero las estrictas medidas aplicadas con motivo del primer confinamiento domiciliario impidieron celebrar entonces el primer siglo de existencia de la instalación castrense. Para rememorar el acontecimiento, se ha realizado un acto que ha empezado a las 11 de la mañana y que ha contado como invitados antiguos jefes de la Base Aérea y diversas autoridades civiles.

Durante la celebración se ha podido presenciar un desfile aéreo de los aviones de combate F-18 del Ala 15 y de la aeronave de transporte T-23 del Ala 31, así como un despliegue de distintos medios terrestres. Posteriormente se ha llevado a cabo la inauguración del monolito conmemorativo de los 100 años de existencia y de una exposición de fondos históricos de las diferentes unidades de la Base Aérea.

En la actualidad, esta infraestructura castrense constituye un enorme complejo de 27 kilómetros de perímetro, en continua transformación y en el que, durante los último años, se ha procedido a la paulatina sustitución de los aviones de transporte tipo Hércules (C-130) por el A400M, más moderno y con una capacidad muy superior.

Presencia americana

La instalación se creó en 1920, en otra ubicación, con la apertura de una escuela de pilotos militares en San Gregorio, a las afueras de la capital aragonesa. Pero los antecedentes más directos de la actual Base Aérea no se empiezan a perfilar hasta la guerra civil, cuando se adquirieron unos terrenos en Garrapinillos que dieron lugar a los aeródromos de Valenzuela y de Sanjurjo.

Desde sus comienzos, la terminal ha tenido un doble carácter civil y militar, dado que el aeropuerto de la capital aragonesa, situado junto a la Base Aérea, comparte con esta las pistas de aterrizaje, el control aéreo y el sistema de radioayudas a la navegación.

La denominación de Base Aérea no llegó hasta 1969, 13 años después de que el Tratado de Amistad y Cooperación con los Estados Unidos supusiera la construcción de dos pistas de aterrizaje y despegue paralelas, de 3.000 y 3.718 metros de longitud. La presencia americana duró hasta 1992.

En 1953 llegaron los aviones de combate F-86 (C-5). Les siguieron después los T-33 Lockheed. Y en 1973 se incorporó el C-130 Hércules o T-10, agrupado a partir de 1978 en el Ala 31. En diciembre de 1985 se creó el Ala 15, a lo que siguió la compra de los primeros cazas EF-18 (C-15), todavía operativos y que en el 2019 alcanzaron 175.000 horas de vuelo.