La primera crecida de carácter ordinario del río Ebro este año pasó en la madrugada de este viernes por Zaragoza y lo hizo sin apenas dejar daños en la ribera. Con un caudal de 1.046 metros cúbicos por segundo y una altura de 2,82 metros de altura, el repunte registrado es menor al de 2020, cuando hubo 1.134 metros cúbicos por segundo.

En la capital, ya el jueves se cortaron algunas zonas de paseo en las riberas, sobre todo en las zonas de debajo de los puentes, porque el agua ya anegaba parte de la zona transitable. También como previsión, la Unidad Verde del Ayuntamiento de Zaragoza, compuesta por varios agentes medioambientales, cerró los accesos a los caminos interiores del galacho de Juslibol por la crecida. Más allá de esto, la primera crecida no provocó afecciones graves.

La zona que más problemas registró fue la localidad zaragozana de Novillas, donde 300 hectáreas agrícolas quedaron anegadas al subir el caudal del río. Este es el primer pueblo de Aragón de la ribera del Ebro y la «escasa protección» que presenta la margen derecha y la «falta de defensas» hacen que el río se desborde.

Esta situación sirve para laminar la riada y evitar mayores inundaciones aguas abajo, pero «lo pagan los agricultores» que necesitan estas tierras para cultivos como la coliflor. Así lo explicó a Efe José Ayesa, agricultor y exalcalde de Novillas, a quien la «madrugadora» crecida del año le inundó 40 hectáreas de las 300 que cubrió el río en la localidad. El agua ha afectado, sobre todo, a los cultivos tempranos de la zona de coliflor y romanescu.

Aminorar los daños

El problema, según dijo Ayesa, es que no cuentan con «suficientes terrenos» fuera del río para plantar este tipo de vegetales que «es nuestra vida», señaló el agricultor. Ayesa sí constató que los trabajos realizados por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) para paliar las consecuencias en la ribera del pueblo de las graves avenidas «han minorado los daños».

Sin embargo, insistió en que las islas de gravas y vegetación que ocupan parte del cauce «siguen provocando que crecidas como la actual, que no tendrían que afectar a ningún terreno, vuelven a provocar afecciones», dijo.

Por último, el exalcalde de Novillas reconoció que, debido a las características de la huerta de esta zona --«es la más honda de la ribera donde el río se explaya», matizó--, en el futuro estas tierras «no se podrán gestionar» por dicho motivo, añadió.