La nieve caída en abundancia a finales de noviembre y diciembre están permitiendo a Aragón «vivir de rentas», apunta Rafael Requena, responsable de la Agencia Estatal de Meteorología en Aragón (Aemet). «Cayeron hasta dos metros en los refugios de montaña y esto ha permitido ir salvando la temporada, porque después de aquel episodio no habido precipitaciones importantes», precisa el meteorólogo.

Sin embargo, Requena avisa de que la situación puede complicarse. «El fantasma del anticiclón, que empezó en Navidad, se cierne sobre nuestra comunidad», explica gráficamente. «Desde entonces, los frentes que han pasado han sido ridículos, han caído cuatro gotas», señala.

La «suerte» de la comunidad aragonesa, a diferencia del resto de la España seca, fue que nevara con tanta abundancia en las postrimerías del otoño. De hecho, recuerda, se produjo una crecida extraordinaria del Ebro a principios de diciembre, alimentada por fuertes lluvias en Navarra y en Álava, que ayudó a llenar los embalses de la cabecera y del sistema de Caspe y Mequinenza.

Pocas perspectivas de cambio

«El problema es que no hay perspectivas de cambio, porque parece, en principio, que el frente que se acerca no va a dejar mucha agua», agrega el experto. «Habrá que estar atentos a lo que ocurre», añade.

Otro problema añadido son las temperaturas elevadas durante el día este mes de febrero, con máximas que se acercan a os 20 grados, si bien quedan compensadas en cierto modo por unas mínimas muy bajas y frecuentes heladas.

El mayor desequilibrio, apunta, se ha producido en enero, «que no se ha parecido nada a los dos eneros anteriores, cuando pasaron dos frentes que dejaron copiosas nevadas en gran parte del territorio».

Esta larga parálisis del tiempo meteorológico está provocando que los embalses de la cuenca del Ebro «bajen claramente». «Ahora hace falta realmente que llueva», agrega el meteorólogo, que comprende la preocupación que sienten los agricultores de la comunidad.

"Ha habido años peores", precisa Requena, que recuerda que, en otras ocasiones, el anticiclón se instalaba antes y no permitía ni siquiera las nevadas iniciales, con lo cual la situación de escasez del elemento blanco se adentraba en el invierno y hacía peligrar la temporada de esquí... y la marcha de la agricultura.