Conciliar el sueño durante las noches de verano está siendo una tarea más que complicada en Zaragoza. Las altas temperaturas, que podrían traer consigo una tercera ola de calor durante los próximos días, han provocado la proliferación de noches tropicales, batiéndose todos los récords en la capital aragonesa.

Si julio se despedía con calor, agosto llega con temperaturas muy altas, aunque no se espera que se repitan las temperaturas de las dos primeras olas de calor del verano.

En Zaragoza, los termómetros registrarán máximas cercanas a los 40 grados durante la próxima semana. Sin embargo, las mínimas tampoco darán un respiro, ni siquiera en horario nocturno. "Esta semana es muy probable que la temperatura se mantenga por encima de los 20 grados durante las noches", explica Arcadio Blasco, portavoz adjunto de la Aemet en Aragón.

Este tipo de noches, conocidas como noches tropicales, son cada vez más habituales debido a las olas de calor, que "en los últimos años han aumentado su frecuencia, intensidad y duración debido al cambio climático", comenta Arcadio.

Una cifra récord

Aunque ha habido años con noches puntuales muy cálidas, este calor continuado es inédito en Zaragoza. Así lo explica Óscar Ferrández, geógrafo y experto en meteorología aplicada, en su cuenta de Twitter: “A estas alturas, en ningún año se produjeron tantas noches tropicales como en este (31). Llevábamos 27 en 2003 y 26 en 2015. Por lo tanto, con esta tendencia se podría batir o acercarse al récord de noches tropicales, que está en 47 en el 2003".

Sin embargo, las noches tropicales no son una novedad en Zaragoza. Este aumento de las temperaturas mínimas durante la noche es cada vez más común en el valle del Ebro debido a que “llevamos ya 31 noches tropicales, por lo que es el octavo año consecutivo superando las 30 en Zaragoza”, cuenta Óscar.

El aumento de las temperaturas nocturnas trae consigo numerosos problemas que pueden repercutir en las personas. La imposibilidad de conciliar el sueño provoca, no solo una disminución de la cantidad de horas que dormimos, sino también una pérdida de calidad de las mismas. Y es que el insomnio afecta directamente a la salud, a la productividad y al bienestar de las personas durante el resto del día.